


La nueva narrativa de las empresas automotrices chinas "salvando fronteras": colaboración y competencia remodelan el mercado europeo
Tecnología18/09/2025
El 9 de septiembre, hora local, la feria bienal IAA MOBILITY (Feria Internacional de Automoción y Movilidad Inteligente) abrió sus puertas al público en Múnich. A pesar de las complejidades actuales de las relaciones políticas y económicas internacionales y de las ocasionales voces proteccionistas, la mayor lista de expositores internacionales de la feria de este año —116 empresas chinas— siguió siendo uno de los sectores más seguidos. Desde la fabricación de vehículos hasta los sistemas de baterías, desde la tecnología de conducción autónoma hasta las experiencias de cabina inteligente, los fabricantes chinos presentaron sus productos a lo largo de toda la cadena de suministro, reflejando claramente la profunda reestructuración del panorama automovilístico mundial.
Cabe destacar que esta entrada a gran escala de fabricantes de automóviles chinos en Europa se produce en un momento delicado, ya que la UE se acerca al segundo aniversario de su investigación antisubvenciones sobre los vehículos eléctricos chinos y está a punto de implementar políticas fiscales al respecto. Sin embargo, las empresas chinas no han aminorado el paso, sino que se han adentrado en el corazón de Europa con una cartera de productos y una presencia de marca más sólidas. Este fenómeno en sí mismo es quizás la manifestación más directa de los principios del mercado: la verdadera fortaleza de un producto no puede quedar permanentemente eclipsada por barreras políticas. Los datos muestran que la cuota de mercado de las marcas chinas de vehículos eléctricos en Europa se acercó al 10% en julio, manteniéndose por encima del 5% durante tres meses consecutivos en todo el sector automotriz. Estos logros no son accidentales; se basan en las ventajas sistemáticas de los vehículos eléctricos chinos en términos de madurez tecnológica, colaboración en la cadena industrial y experiencia de usuario.

Aún más intrigante, la participación activa de las empresas chinas está creando un importante "efecto catfish" dentro de la industria automotriz tradicional europea. Los fabricantes europeos, antaño líderes mundiales en tecnología de vehículos de combustible, han acelerado significativamente su transición a la electrificación. Marcas como BMW, Mercedes-Benz y Audi presentaron prototipos totalmente eléctricos y nuevas estrategias energéticas en el IAA de este año. Esto es más una respuesta proactiva a la competencia de Oriente que una defensa pasiva. Como dijo Oliver Blume, director ejecutivo del Grupo Volkswagen: "En lugar de cuestionar las capacidades de los demás, deberíamos acelerar nuestra propia innovación". Este cambio de la vigilancia a la confrontación puede ser una señal crucial de que la industria automotriz europea ha recuperado el rumbo.
Bajo la superficie de una competencia aparentemente intensa, la cooperación entre las cadenas industriales china y europea se está profundizando discretamente. Si bien la UE continúa señalando ocasionalmente políticas proteccionistas, empresas de ambos lados del mercado ya han iniciado una serie de colaboraciones prácticas. La inversión de Volkswagen en Xpeng Motors, la colaboración tecnológica entre Mercedes-Benz y Geely, y el anuncio de BYD de producción localizada en Europa demuestran que la complementariedad y la integración de las industrias suelen ser más resilientes que las narrativas políticas. El liderazgo de China en electrificación, conducción inteligente e integración de energías renovables, combinado con la profunda experiencia europea en diseño de vehículos, herencia de marca y fabricación de alta gama, está creando nuevas posibilidades.
Un consenso cada vez más claro es que los productos verdaderamente competitivos nunca dependen del proteccionismo comercial. China logró vender más de 5,5 millones de vehículos de nuevas energías en tan solo seis meses, y su tecnología de carga rápida ha avanzado hasta la etapa de "carga de 10 minutos y 400 kilómetros de autonomía". Estos logros no son simplemente el resultado de subsidios políticos, sino el resultado natural de la plena competencia en el mercado y la continua iteración tecnológica. Esta innovación, impulsada por la competencia abierta, en última instancia beneficiará la transformación de la industria automotriz global, incluido el mercado europeo. Desde una perspectiva más amplia, la globalización de los vehículos eléctricos en China representa no solo una iniciativa comercial de "globalización", sino también una implementación efectiva de una nueva productividad y la lógica de una economía de circulación externa. Ofrece un paradigma de desarrollo que trasciende los juegos de suma cero: la competencia no tiene por qué conducir a la división, sino que también puede conducir a una evolución colaborativa; la apertura de los mercados no tiene por qué debilitar necesariamente a las empresas locales, sino estimular su innovación y adaptabilidad.
El Salón del Automóvil de Múnich ha trascendido así la importancia de un evento industrial típico, convirtiéndose en una ventana al futuro de las relaciones económicas entre China y Europa. Nos recuerda que, ante la creciente prevalencia de la retórica de "reducción de riesgos", los verdaderos riesgos pueden no provenir de la apertura y la competencia, sino del aislamiento y el estancamiento. Si Europa opta por responder a los desafíos con grandes barreras, podría perder una oportunidad crucial para coevolucionar con la cadena industrial china. Sin embargo, si ambas partes logran colaborar en medio de la competencia e integrarse mediante encuentros, esto no solo ayudará a la industria automotriz a avanzar hacia un desarrollo verde y sostenible, sino que también se alineará mejor con la lógica fundamental del avance de la ciencia, la tecnología y la civilización comercial.
La globalización nunca ha desaparecido del todo; simplemente se está reestructurando bajo nuevas formas. El viaje de los fabricantes de automóviles chinos a Múnich es un claro ejemplo de esta dinámica continua.









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