



La fórmula de ajuste de las jubilaciones y pensiones por inflación con dos meses de atraso está generando un cambio en la composición del gasto público con cada vez mayor peso del sistema previsional. La escena deja al descubierto que la motosierra recortó las erogaciones, pero que aún está lejos de ser una reforma completa del Estado.
El informe de la Asociación Argentina del Presupuesto y las Finanzas Públicas (ASAP) sostiene que el gasto en jubilaciones creció 8,8 puntos en relación al gasto primario y pasó de representar el 36,6% del total a concentrar el 45,4%.
Eso ocurrió en detrimento de otros componentes del gasto público, sobre todo los subsidios a la energía, que en el período cayeron 40%, además de transferencias a las provincias y salarios del sector público.
Actualmente, según señala ASAP, el financiamiento genuino del sistema previsional alcanza al 29%. Es decir, que todos los gastos que generan los jubilados se deben costear con recursos de rentas generales, que es casi lo mismo que impuestos.






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