Las fiestas de fin de año dispararon las consultas en salud mental

Salud30/12/2025
psicologo

En diálogo con FMProfesional, la presidenta del Colegio de Psicólogos, Gisela Pedersen, advirtió que diciembre es un mes especialmente sensible desde lo emocional. El cierre de año, los mandatos sociales y económicos y la presión por “ser felices” en Navidad y Año Nuevo generan un fuerte aumento del estrés, la angustia y las consultas psicológicas.

Diciembre no es un mes más. Así lo explicó la licenciada Gisela Pedersen, presidenta del Colegio de Psicólogos, al advertir que el cierre del año concentra múltiples situaciones que impactan de lleno en la salud mental. Exámenes, balances laborales, vacaciones, reuniones familiares y las fiestas de Navidad y Año Nuevo se superponen y pueden vivirse tanto como momentos de alegría como de profundo malestar emocional.

Según detalló, esta acumulación suele generar una sensación de estar “sobrepasados”, atravesada además por mandatos sociales y económicos que imponen cómo deberían ser las celebraciones. “Hay una exigencia de cumplir con cierta vestimenta, determinadas comidas, reuniones familiares que se hacen porque siempre se hicieron así, aunque no necesariamente se deseen”, explicó. Todo esto se suma al cansancio de un año largo y complejo, potenciando el estrés y la angustia.

Pedersen remarcó la importancia de bajar la sobreexigencia y revisar de manera cuidadosa la propia situación emocional. En ese sentido, cuestionó la idea instalada de que las fiestas “tienen que ser exitosas y felices”. “No necesariamente pasa eso. Hay personas que han perdido el trabajo, atraviesan duelos, separaciones o conflictos familiares. Pretender que todos estén bien puede generar aún más sufrimiento”, sostuvo, y llamó a ejercitar la empatía con quienes atraviesan momentos difíciles.

La psicóloga planteó la necesidad de correrse de los mandatos y habilitar otras formas de transitar las fiestas. “¿Dónde está escrito que tengo que gastar en comida cara, vestirme de determinada manera o sentarme en una mesa con personas con las que no tengo vínculo durante el año?”, se preguntó. En ese marco, propuso pensar celebraciones más realistas y acordes a cada situación: compartir solo con la pareja o los hijos, con pocos familiares o incluso decidir pasar la fecha de una manera distinta a la tradicional.

Otro de los ejes que destacó fue la soledad, una problemática que se profundiza en esta época. Pedersen advirtió que muchas personas quedan aisladas durante las fiestas por duelos recientes, separaciones o conflictos familiares. “A veces no nos damos cuenta de que hay gente muy cerca que está sola”, señaló, y subrayó el valor de gestos simples como invitar a un vecino, un compañero de trabajo o alguien que atraviesa una pérdida a compartir la mesa o al menos un momento.

En cuanto a la demanda profesional, confirmó que las fiestas de fin de año son uno de los períodos donde más aumentan las consultas en salud mental e incluso se registran situaciones críticas. El estrés acumulado, la situación socioeconómica y los conflictos familiares funcionan como disparadores. “El calendario marca que un año termina y otro empieza, y eso inevitablemente lleva a balances. El problema es cuando ese balance se convierte en culpa y autoexigencia”, explicó.

Finalmente, Pedersen remarcó que no es saludable encerrarse ni aislarse, especialmente en personas que atraviesan procesos depresivos. En esos casos, señaló que el acompañamiento del entorno es clave, aunque reconoció que no siempre existe una red familiar que pueda sostener. “Elegirse, respetar los propios límites y permitir que las fiestas se vivan de otra manera también es una forma de cuidado”, concluyó.

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