Maxi, nominado al mejor alumno del mundo, quiere cambiar la realidad de su comunidad
En la vida muchas veces nos encontramos superhéroes sin capas, diferentes a los que vemos en las películas, pero con el mismo espíritu de ayudar. Así es Maximiliano Sánchez, el estudiante de 17 años de General Mosconi, nominado a un premio internacional como el mejor estudiante del mundo.
Casualidad o no, en el día del Estudiante, visitó la Capital salteña invitado por autoridades provinciales y desde plaza 9 de Julio dio una conmovedora entrevista a diario El Tribuno. Su historia es digna de contar, sus ganas de cambiar una dolorosa realidad es digna de imitar.
Hoy, durante su encuentro con el ministro de Educación, Matías Cánepa, llevó una inquietud que tienen muchos adolescentes de su comunidad Wichí, la de contar con la posibilidad de secundario o al menos con un anexo.
“Me dio un poco de esperanza, la que llevaré a todos los que me preguntaron. Mi misión queda lejos de la escuela, casi 2 kilómetros debo caminar pero llegó con seguridad. Hay una diferencia, en otras misiones alcanzan otra distancia tal vez mayor, y por culpa de eso no van a la escuela. Yo sigo estudiando, sigo adelante”, dijo.
Sus dos grandes sostenes en esta vida son su abuela, con quien vive desde los 4 años y su hermana, por ellas dos es que quiere seguir superándose en la vida. “Decidí hacerme una piecita aparte, vivo en una carpa. Valoro lo que tengo, a mi abuela también porque luchó muchísimo para que vaya a la escuela y conseguir algo para comer todos los días”, expresó.
Pero no solo piensa en su familia, sino también en su comunidad y en las complicaciones que les genera su lengua materna. Por ello, se encuentra desarrollando una aplicación que traduzca del español al Wichí.
“Es un poco lento el avance por motivo de herramientas, de conectividad, lo que me hace falta es Wi Fi pero intento caminar hasta la casa de mi profesora para obtener la conexión y terminar algo por parte, lo que pueda. Esta aplicación quiero hacerla muy fácil y utilizable, y hacerlo correctamente, sin ningún error. En el 2020 estaba trabajando pero no tenía celular, en esta época me inspiró más en seguir desarrollándola. La interfaz ya está pero falta algo que todavía debo implementar”, explicó.
Su principal preocupación es sobre todo los ancianos porque se encuentran con una barrera comunicacional enorme a la hora de hacer un trámites, por ejemplo en ANSES y en los bancos. “Ellos no quieren dejar su lengua materna y por eso no entienden lo que les dicen”.
Estudiar durante el 2020, le fue realmente complicado, no tenía celular por lo que no tenía forma de comunicarse con sus profesores, hasta que apareció un alma solidaria que se enteró de su situación y le regaló un teléfono.
“Gané el concurso de Lengua y Poesía y salió un reportero, una persona se comunicó con él y me lo regaló. Eso me alegró mucho, me ayudó demasiado en mi proceso de estudio, pero la mala suerte es que me lo entregaron en el día que casi termina el segundo trimestre y rescate lo que pude, pero salvé algunas materias. Con la colaboración de la escuela, de los profesores, y muchas cosas para ayudar, lo que podía sacar copias, sacaba y me encargaba en hacerlo, en resumirlo, pero no eran todas las materias”, indicó.
Sobre sus sueños, dijo tener muchos, entre ellos el conocer al Presidente de la Nación, terminar su APP y seguir estudiando. “Todavía no pensé la carrera, necesito tiempo para elegir, me gusta el tema de la tecnología y también la abogacía”.
En su camino se encontró con una profesora, Elsa Fernández, su mentora y ángel de la guarda, además de la persona que lo postuló al concurso. Pese a estar jubilada, le prometió a Maxi que lo iba a acompañar hasta cumplir todas sus metas.
“Realmente ver su crecimiento me sorprende, sobre todo por la forma en la que vive, con todas las carencias, él quiere cambiar y seguir adelante y más que nada él quiere la equidad y la igualdad para su comunidad”, contó.
El primer acercamiento entre ellos dos, fue cuando el adolescente iba a la escuela primaria y la ayudó traduciendo lo que otros alumnos le decían. Luego, se reencontraron unos años más tarde en el secundario, cuando ella ingresó al aula donde estaba Maxi. Él no había olvidado aquel primer encuentro, la recordaba perfectamente y para ella eso fue muy gratificante.
“Que alguien te recuerde de su niñez, para mí era grandioso. A fin de año yo me jubilo, Maxi me hizo un discurso muy bonito, lloró bastante, a partir de ahí le dije que no le soltaba más la mano. Y empezamos este camino juntos”.
Ella lo inspiró luego de una terrible desgracia familiar, en la que perdió a su hermana menor, a que escriba para calmar su dolor. “Escribió unas hermosas poesías dedicadas a su hermana, a su abuela, a él mismo. Ganó premios”.