Femicidio Beatriz: Una relación secreta, celos y sospechas de movimientos de dinero

La muerte de Beatriz González causó un gran impacto en la sociedad salteña, pues ayer al conocerse a través de un medio local el nombre y una foto del asesino, inmediatamente las redes sociales se inundaron de expresiones de reprobación y pedidos para que Tayro Shiroky Tsuboi Zayas reciba el peor de los castigos por el asesinato cometido.

Las interacciones, cabe señalar, también hicieron referencia a la nacionalidad del acusado, quien fue presentado como oriundo de Asunción, capital de Paraguay, tema que generó varios cruces respecto a las normas inmigratorias.

La mayoría, sin embargo, hizo foco en la saña con que se cometió el crimen y la supuesta relación amorosa que habría existido entre víctima y victimario, un aspecto sobre el cual la fiscal Mónica Poma, de la Unidad de Femicidios, por el momento, evitó mencionar.

Este hermetismo, según trascendido, se debería a un pedido directo de la familia de la víctima, la que se reunió con la fiscal y solicitó la reserva de ciertos datos relacionados a Beatriz González. Por otro lado, en tanto, la fiscalía espera por el resultado de algunas pruebas que están en proceso, antes de brindar más detalles del caso.

Del lado del supuesto asesino, en tanto, se pudo saber que sus familiares más directos están en estado de shock, pues nunca imaginaron que Tayro podía ser el asesino y mucho menos que, en el allanamiento realizada para su detención, se encontraron el teléfono de la víctima y su mochila.

Desde que el cuerpo de Beatriz fue descubierto, el miércoles pasado a la mañana en la ruta 9, a metros del acceso al dique Campo Alegre, hasta el jueves a la madrugada, cuando se produjo la detención, Tayro tuvo poco más de 24 horas para deshacerse de las pruebas que lo podían incriminar.

Nada de eso sucedió, pues al ser detenido la policía se mostró satisfecha al encontrar en el inmueble allanado, en la zona norte de la ciudad, el teléfono y la mochila de Beatriz González, incluso una fuente cercana al caso, indicó que el dedo amputado a la víctima habría sido hallado en la cama del acusado.

Despecho

Este hecho, como así también el de no haber utilizado las horas de ventaja para escapar o destruir pruebas incriminatorias, llevó a pensar a los investigadores a que el crimen efectivamente tuvo como móvil un despecho amoroso, y que Zayas esperaba que tarde o temprano lo fueran a buscar.

La diferencia de edad entre la víctima y el asesino, de 13 años, era abismal y los investigadores no descartan que haya sido González, la que se imponía a Tayro, quien, a su vez, habría mantenido oculta la relación con Beatriz, lo que explica la sorpresa de su familia.

Desde el entorno familiar, se dejó entrever que el joven, al parecer, tenía otra relación formal con una joven que días antes se habría ido de la provincia, pues sería oriunda del sur del país, González decidió darle un corte definitivo al vínculo que mantenía con Zayas.

Ambos, agregaron las fuentes, tenían certeras sospechas de otras relaciones paralelas, lo que, en definitiva, habría sido el detonante. Tayro, dada su edad, representaba a un joven perdidamente enamorado de González, quien, mucho más madura, mantuvo esa relación, al parecer, por otras conveniencias.

Estas tendrían que ver con ciertos pagos que estaría registrados en el teléfono celular de la víctima, el cual es ahora motivo de pericia, aunque desde el CIF no se descarta que del aparato surjan más información personal de González, datos que su familia pidió que no salgan a luz.

Otro dato respecto a Zayas que llamó la atención a los policías está vinculado con una cuenta en la red social Facebook, donde el joven se presentaba como Thiago Torres, aunque en su dirección de mail aparecía la de “tayrozayas”.