Peleas, violencia y peligro: ¿Quién controla la seguridad a la salida de los boliches?

Tema obligado de comentario por estas horas en Salta es la congoja por lo que vivió una pareja la cual, en la madrugada del domingo, fueron embestidos por un auto cuyo conductor estaba totalmente alcoholizado, siendo derivados al hospital San Bernardo permaneciendo en terapia intensiva, con uno de ellos sufriendo la amputación de sus piernas.

Este tema generó múltiples miradas al respecto, no solo por el flagelo de los borrachos que manejan por las calles de Salta, sino también por la seguridad afuera de los boliches, los controles en las zonas de los mismos, las adyacencias y los operativos para mitigar cualquier inconveniente que el descontrol y el libertinaje puedan acarrear.

Es que, junto al primer caso acontecido en avenida Paraguay, en las últimas horas se conoció la historia de Dante Laureano, un joven de 20 años atropellado y en coma, luego de ser colisionado por un borracho que manejaba a gran velocidad cuando salía de un boliche en la zona de Rosario de Lerma.

Es aquí cuando, a la arista del alcohol, se suma la falta de controles, ¿Quiénes velan por la seguridad en las afueras de los boliches, de quienes se retiran de los mismos, de quienes no participaron de la actividad y, sin embargo, son víctimas de terceros?

Esto mismo se cuestionó el padre de Laureano. “¿Por qué no hacen controles a las salidas de los boliches? Los controles de tránsito los hacen de día y cuando la gente labura”, interpelaba y con razón en el diario El Tribuno.

Un breve repaso a lo ocurrido en el año en curso da cuenta de la falencia en materia de seguridad al respecto. Sin ir más lejos y tras los disparos en el paseo Güemes, los bolicheros y empresarios de la actividad nocturna requirieron mayores controles y presencia de efectivos de la Policía en los corredores nocturnos.

En cuanto a episodios violentos, los casos están a la orden del día y en toda la provincia. Uno fue en agosto cuando, a la salida de un boliche en Orán se produjo una feroz pelea donde incluso hubo disparos de un arma de fuego. Otro caso fue en junio cuando, en Metán, una adolescente le propinó una terrible golpiza a otra al salir de un local bailable zonal.

Episodios más extremos y graves hubo, como el de Agustín, un muchacho a quien casi lo asesinan a la salida de un boliche en Tartagal al intentar robarle. Este chico sufrió una estocada en la zona del cuello, como también el corte de una oreja, mientras que a una amiga le apuntaban en la cabeza.