De la peatonal a Zurich, haciendo magia: La increíble historia de Marcelo Pereira

Con 46 años, Marcelo Pereira dejó nuestra provincia para aventurarse a descubrir nuevos horizontes. La vida lo llevó a Suiza, donde logró pasar de la calle a presentaciones teatrales, haciendo lo que más le gusta: espectáculos de magia.

Sociedad 27/02/2019
Mago Marcelo

Mientras que de manera técnica se defina a la Magia como el arte de producir resultados contrarios a las leyes naturales, valiéndose de ciertos actos o palabras poderosas, la vida de Marcelo Antonio Pereira demuestra que aquello que llamamos “magia” muchas veces ocurre debajo del escenario.

Pereira, con 46 años y con su oficio de mago, decidió embarcarse en una aventura buscando nuevos horizontes. A 16 años de aquella partida, el “Mago Fosforito”, como se lo conocía en Salta, cuenta cómo cambió su vida “como por arte de magia”.

En diálogo con Nuevo Diario, Marcelo contó que, llegado a Suiza, se mantuvo trabajando en la calle durante 6 años aproximadamente, pero con mejores resultados que los que tenía en Argentina. Hoy, pasando los 60 años, el mago recuerda que lleva 40 años haciendo esto y que actualmente trabaja de magiclown o mago-payaso, lo que le permite vivir sin sobresaltos y viajar por el mundo en vacaciones. Además  tiene un trabajo en una escuela de Zurich donde también enseña magia.

Esta historia inició cuando Marcelo vio en una revista que un mimo triunfaba en Suiza. En ese momento contactó con un amigo que vivía en Talapampa, que junto a su esposa, viajaban al país helvético, en ese momento decidió sumarse y viajar con ellos. Esto ocurrió justamente en los albores de la crisis del 2000.

 

“En Salta había estudiado teatro en la Casa de la Cultura, estuve en el elenco estable, programa de TV con el grupo “Garabatos”, luego con Mónica Petrocelli hizo radio. En aquel tiempo era conocido como el Mago Fosforito”, relata Marcelo a Nuevo Diario. 

“La magia es universal y no necesita idioma” 

Como todo nuevo comienzo, los primeros pasos no fueron fáciles. Marcelo empezó nuevamente en la calle usando la ventaja de que la magia, al igual que la música, son lenguajes universales. “Como la magia es universal y no necesita idioma, en la calle solo tenía que mover las manos, hacer magia todos los días a la gorra y así me ganaba el pan. Fueron unos 6 años de duro trabajo”. 

“La gente respondía, le gustaba lo que hacía, trabajaba todos los días. Cuando me pude hacer una tarjeta me empezaron a salir algunos shows; hasta que me compré un celular y ya con un número era más fácil contactarme con la gente. Así empezaron a salir buenos trabajos privados”, explica. Actualmente, ya se cumplen 10 años desde que Marcelo dejó la calle para hacer shows regularmente. A esto se le suma su trabajo en una escuela de Zurich.

“Con el tiempo me casé y luego por mi trabajo estable obtuve también la ciudadanía. Ahora tengo la doble nacionalidad, así que estoy muy contento”, relata Marcelo, contando además que actualmente vive cómodo en la zona central de Zurich, Suiza. 

Según el magiclown salteño, en Suiza uno puede vivir del arte de la magia: “Podés ser un buen artista pero no todos pueden pagar y la plata nunca alcanza. En Argentina no se puede vivir con el arte solo, hay que buscar otros trabajos para sobrevivir”, remarca a Nuevo Diario. 

“No solo me alcanza para vivir, sino también para viajar por el mundo. Con mi esposa ya fuimos a Tailandia, Egipto, Sudáfrica, Rusia, Argentina y otros tantos lugares esos lugares, algo que con lo que uno gana aquí sería imposible. Allá el arte de la magia es bien pagado”, subraya. 

Hoy por hoy, el  ex Mago Fosforito, se dedica a hacer magia para chicos, también ofrece shows en casamientos y eventos en general. No obstante, remarcó que lo que más le gusta al mago salteño Pereira, y hace mucho en Suiza, es su show de magia “Close Up”, mesa por mesa. “Para mi es la mejor magia que hay. En un escenario no sos un verdadero mago; ahí pasás a ser actor. La magia la hacen las máquinas, uno solo hace de actor. Para mí la mejor y verdadera es la de magia de cerca, con las manos limpias. Ahí se ve la verdadera destreza del mago”, asevera. 

Si bien visita anualmente Argentina durante sus vacaciones, Marcelo no tiene pensado volver a asentarse en nuestro país ya que conoció una realidad totalmente diferente, que le guiñó un ojo y le permitió rehacer su vida en el otro extremo del mundo… como para no creer que la magia existe.

 

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