La llaman Tango

El café huele a café y los cigarros a tabaco cubano. Todo sucede como debe ser, como si el tiempo actual hubiese sido ayer. Los caballeros visten de traje y sombrero, las damas polleras largas, con algo de corsé. Anita Brizuela.

Sociedad 13/07/2019
anita brizuela (1)

En el escenario hay una guitarra apoyada al suelo, un acordeón tapado con una funda, y un micrófono esperando su mano y su voz. El ambiente tiene mística, huele a Buenos Aires, se siente el tango por las venas, por los conventillos, por las piedras, por las calles y sus veredas.

Los cerros disimulan por debajo de su flora que esto es tierra de zambas, de poetas, de músicos por las huertas. Que hay folclore del bueno pero también hay arrabal, zapatos de suela negros, bailan bien pegados, ella y él, escriben Castilla, Leguizamón, y también canta Gardel.

Es que nunca se olvida, lo que supimos ser. Mientras tomo un jarro de mates de mi niñez, mi abuela Vicenta y mi abuelo Victorio escuchan Naranjo en Flor. Me detengo en mis sorbos, dejo el pan y la manteca a un lado, porque mis oídos dijeron alto. ¿Habré escuchado bien? Quizás la primera frase  poética que penetró mi alma. “Primero hay que saber sufrir, después amar, después partir…” Pienso y digo para mis adentros. Esta gente no decía nada por decir, ni regalaba palabras en sus vidas. Tampoco tocaban por tocar, ni cantaban por cantar.

Hablo en pasado como si ya no existiera. Como si todo hubiese pasado. Pero no solo que perdura, sino que vive en los mejores rincones. En esos sitios donde late un corazón sensible, una alma nostálgica, una vida con varias vidas.

anita brizuela (2)

Cuando todo parece ser blanco y negro, se sienten unos pasos intensos. Se sube al escenario como como se eleva un ángel al cielo. Viste de rojo como el fuego bien adentro. Ella es suave, tierna, dulce, pero también tiene puñal, tiene sangre en las venas, tiene agallas de tanguera y vientos  de pasional.  

Anita Brizuela canta y dice como solo ella, tiene en sus ojos arte y verdad, encanta con su ternura y su fineza. Parece ser de Paris, tiene en sus huellas San Telmo pero es salteña como sus huellas. De repente explica la canción, la historia y su autor, atrae, conmueve, emociona. Ella es el filo, la cuchilla, el mango; ella baila, ella canta, ella es el mismísimo tango.

Por Nico Cortés para InformateSalta

 

 

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