Durante gran parte de este año, los lugares turísticos mostraron una postal totalmente atípica y desoladora, sin visitantes. Un virus del que poco se sabe, una pandemia y las decisiones gubernamentales, en resguardo de la población, no permitieron el normal movimiento que genera el turismo y nos obligó a todos a que nos quedemos en casa.
El 2020, para el sector que nunca para y que mueve millones dentro de la provincia, será un año que seguramente no querrán recordar. El turismo, al igual que muchísimas otras actividades, debió parar las rotativas y las consecuencias fueron realmente devastadoras.
A fines de marzo, cuando el presidente Alberto Fernández, decretó por primera vez la cuarentena obligatoria en toda la República Argentina, quienes trabajan en turismo se dieron con el primer problema: turistas que quedaron varados, sin la posibilidad de volver por las restricciones en la circulación y la suspensión de vuelos.
Tres meses después, con una situación epidemiológica estable y aún sin transmisión viral comunitaria de COVID-19, el gobierno provincial decidió en junio habilitar el turismo interno, con la intención de una recuperación económica lenta y paulatina para quienes viven de la industria en Salta.
Sin embargo, poco tiempo después, el dinamismo del virus empezó a complicar las cosas y los casos fueron en alza, razón por la cual el 20 de agosto se decidió dar marcha atrás y cerrar el turismo nuevamente. El 25 de ese mismo mes, Josefina Medrano, por aquel entonces ministra de Salud, confirmó la circulación viral comunitaria en Capital, Orán y Tartagal.
A mediados de octubre, cuando desde Nación anunciaban la vuelta de los vuelos y los micros de larga distancia, la provincia recibió por parte del Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC) el “Travel Safety Stamp” (Sello de Seguridad Global), que certifica a destinos como lugares de viaje seguros la pandemia del COVID-19.
El 30 de octubre, con una situación un poco más controlada, se reabrió la posibilidad a los salteños de viajar y conocer Salta. El 1° de diciembre, se habilitó el turismo regional con Jujuy y Tucumán y desde el 15, se comenzó a recibir turistas de todo el país.
En resumen, el turismo vivió durante este 2020 una conjunción entre aperturas y cierres, que provocaron que sea uno de los sectores que peor la pasó por la pandemia del COVID-19. Las expectativas están puestas en la temporada de verano.
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