Cuatro minutos. Solamente cuatro minutos se habían disputado del esperado partido entre Brasil y Argentina por las Eliminatorias, el primero después de aquella final en el Maracaná, cuando autoridades locales interrumpieron el desarrollo del encuentro queriendo sacar del recinto a los cuatro jugadores argentinos provenientes de la Premier League.
Primero, incredulidad y desconcierto. Después, bronca. Así fue el momento en el que comenzó el papelón mundial en Brasil. Algunas charlas y más gente de lo normal a un costado de la cancha. Con el correr de los segundos, cada vez más gente, hasta que integrantes de los cuerpos técnicos y los propios jugadores de ambas selecciones se metieron en el medio.
Dos o tres minutos más tarde, comenzó a entenderse un poco qué es lo que estaba ocurriendo: una insólita puesta en escena desde los brasileños para tratar de sacar una ventaja, o simplemente molestar.