Jóvenes con enfermedades de grandes, un fenómeno que crece en Argentina

Sociedad 30/05/2022
comer

No hay dudas de que el modo de vida actual --ese combo entre lo que comemos, tomamos, el nivel de estrés que manejamos y cuánto nos movemos-- repercute directamente en la salud a futuro.

Pero ¿cuánto tiene que ver la comida en que aparezcan ahora enfermedades en jóvenes que antes sólo se diagnosticaban en la tercera (o cuarta) edad? Parece que los problemas en nuestro cuerpo omitieron la intro.

La Agencia Internacional de Investigación sobre Cáncer (IARC) advierte desde hace años sobre la alimentación y su incidencia en el cáncer en menores de 50 años. Pero no es sólo cáncer. Expertos en oncología, nutrición y corazón explican por qué no comer como deberíamos "adelanta" esta y otras patologías -como la diabetes, la obesidad o la hipertensión-, propias de personas de más edad.

"Es difícil tener precisiones en Argentina sobre el aumento de la incidencia de cáncer en jóvenes. Lo que sí es claro a nivel mundial es que el cáncer de colon está disminuyendo en mayores de 50, porque lo estamos detectando y curando mejor, y está aumentando en menores de 50. Las hipótesis más fuertes apuntan a causas que tengan que ver con el estilo de vida. La comida", dice Federico Esteso, oncólogo especialista en colon del Instituto Alexander Fleming (IAF).

¿Qué es comer mal? ¿Qué es un estilo de vida poco saludable?

En líneas generales, la Medicina del Estilo de Vida define que una mala dieta es toda aquella en la que haya más productos ultraprocesados --los que vienen en paquetes y son foco de la flamante ley de Etiquetado Frontal de Alimentos-- como salchichas o embutidos, y también en la que haya más harinas refinadas o exceso de carnes rojas, azúcar y sal, y menos verduras y legumbres. Todo eso, maridado con una baja actividad física y un alto consumo de alcohol.

Esteso, también miembro de la Asociación Argentina de Oncología Clínica (AAOC), sentencia que en el consultorio se ven "cada vez más pacientes jóvenes en la oncología" . Más varones que mujeres jóvenes. A eso le suma un dato preocupante: "Habitualmente son pacientes que tienen diagnósticos más tardíos que los más añosos, porque se sospecha menos que los síntomas puedan estar vinculados al cáncer".

Los signos de alarma en jóvenes de un posible cáncer de colon tienen que ver con "sangrado al ir al baño, dolores abdominales, cambios entre diarrea y constipación".

En Argentina, según el IARC, con datos de 2020, el cáncer de mama es el más frecuente. Produce más de 22.000 casos al año, el 16,8% de todos los tumores, seguido por el de colon-recto, casi 16.000 casos, el 12,1%. Y el de pulmón es más habitual que el de próstata: 9,3% y 8,9%.

¿Qué rol ocupa la genética y cuál el estilo de vida en la incidencia de los tipos de cáncer más frecuentes en nuestro país? Según detallaron desde el Ministerio de Salud de la Nación, el cáncer de mama hereditario representa sólo alrededor del 5-10% de todos los casos de este tipo de cáncer. Y mencionan el exceso de alcohol como un factor de riesgo.

Esteso aporta un dato clave del Anderson Cancer Center de Houston, en Estados Unidos. El "ambiente" (como se les dice a los factores externos, no hereditarios) tiene entre un 90% y un 95% más de peso que los genes. Dentro de este rol, una mala dieta ocupa un papel importantísimo: entre el 30% y 35%, seguido del hábito de fumar, 25-30%, la obesidad, 20%, y la ingesta de alcohol, 6%, entre otros factores.

¿Estas cifras aplican para los pacientes jóvenes? "El factor hereditario es más frecuente en enfermos jóvenes que en pacientes más grandes, pero no explica todo. Sigue habiendo una gran mayoría que tiene cáncer de colon esporádico, es decir, sin ninguna causa genética conocida. Así que hay hábitos alimentarios que están ahí dando vueltas también en los más jóvenes", aclara.

Marca como factores de riesgo puntuales al exceso "de carnes rojas" y menos consumo de productos frescos, asociado al sedentarismo. "Genera que haya alteraciones en la flora microbiana intestinal y hace que haya más propensión a desarrollar cáncer. Esa es una de las razones para pensar que pueda aparecer en edades más tempranas", resume.

Sal y azúcar

De acuerdo a la última Encuesta Nacional de Factores de Riesgo, aumentó la prevalencia de diabetes y es muy bajo el consumo de frutas y verduras recomendado. La diabetes alcanza al 12,8% de la población adulta y registró un aumento significativo respecto del 9,8% de 2013. Y según datos aportados por Salud, casi un 20% de la población presenta alto o muy alto riesgo de desarrollar diabetes mellitus tipo 2 (DM2) de acá a 10 años.

Este tipo es el que se da en el 90% de las personas con la enfermedad y está relacionada con el aumento del sobrepeso y la obesidad. De nuevo, favorecido por la alimentación inadecuada y la baja actividad física.

Otra patología que parece haber quemado etapas en Argentina es la hipertensión. La conocemos como "presión alta" y es la presencia de valores de presión arterial iguales o mayores a 140/90 mmHg. Se estima que dos tercios del consumo de sodio proviene de los productos procesados o envasados y no de la sal agregada por el consumidor.

"Se ha demostrado que la aterosclerosis tiene su origen en la infancia. En los jóvenes existe una correlación entre la intensidad de la exposición a factores de riesgo cardiovascular (FRCV) como tabaquismo, hipertensión, dislipidemia y diabetes, y el alcance y severidad de la formación de placas en las paredes de las arterias", dice Alejandro Hershson, jefe de Cardiología de la Fundación Favaloro y ex presidente de la Sociedad Argentina de Cardiología.

El aumento significativo en la prevalencia de la obesidad infantil, según Hershson, "puede aumentar la carga futura de enfermedad cardiovascular". La obesidad es el determinante más importante del agrupamiento de factores de riesgo definidos como el síndrome metabólico (SM), del que habló el oncólogo más arriba.

Además, estos factores de riesgo generalmente persisten en la edad adulta, por lo que su efecto sobre el sistema cardiovascular puede estar presente e influir durante varias décadas.

¿Qué menú se debe pedir hoy para que a la salud no le cueste pagar la cuenta mañana?

"Una mayor ingesta de sodio, grasas saturadas, carne, comidas rápidas y bebidas azucaradas se han asociado con peor evolución en la salud cardiovascular, mientras que la vitamina D, las fibras, los ácidos grasos mono y poliinsaturados, los lácteos, las frutas y las verduras se relacionaron positivamente", cierra.

Entre sus recomendaciones para quienes tienen desde 20 años están las dos porciones diarias de frutas y vegetales, que se asocian a menores valores de presión arterial, diabetes y obesidad, y entre sus advertencias, que las bebidas azucaradas en niños y niñas se relacionan con el desarrollo futuro de sobrepeso, menores niveles de colesterol HDL (el bueno) y aumento de los niveles de triglicéridos.

Desde más jóvenes

En Argentina los malos hábitos alimenticios arrancan en la infancia y las consecuencias ya están apareciendo en la secundaria. Según la última Encuesta Nacional de Nutrición y Salud (ENNYS) realizada en 2019, el 13,6% de niños y niñas argentinas de 0 a 5 años tienen problemas de sobrepeso u obesidad. En algunas regiones, como la Patagonia, el valor alcanza hasta el 20,5%. A partir de los 17 años, la prevalencia es del 41%.

"El dato trasciende porque mientras más temprano comienza el exceso de peso es probable que se mantenga o empeore a lo largo de la vida”, explica Amal Hassam, pediatra especialista en Nutrición y vocal Titular del Comité de Nutrición de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP).

Las estadísticas de enfermedades metabólicas como sobrepeso, obesidad, diabetes tipo 2 o hipertensión se van duplicando cada tres años entre los más chicos. Un indicador que necesariamente hay que cambiar para evitar que, en un futuro, más adultos jóvenes se enfermen prematuramente. /Clarín
 

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