Caso Jimena Salas: el cotejo genético fue un golpe letal para los hermanos Saavedra

Justicia27/01/2023InformateSaltaInformateSalta

La estrategia de los acusados por el crimen de Jimena Salas apuntaba a presentarse como “perejiles”, algo que ya había sucedido. La coartada, sin embargo, se desmoronó al conocerse que uno de ellos era compatible con las muestras de ADN halladas en la escena del crimen.

El 29 de septiembre del 2022, nueve días después de las detenciones de Carlos Damián, Adrián Guillermo y Javier Nicolás Saavedra, las genetistas Alejandra Guinudinik, del CIF, y Alicia Visich, por parte de los imputados, llevaron adelante una de las pruebas más importante de la causa.

Se trata del cotejo genético entre las muestras extraídas a los tres detenidos y los rastros recogidos en la escena del crimen. Para esta ocasión, se trabajó sobre restos genéticos hallados en las uñas de la mano derecha de Jimena Salas, como así también otra muestra levantada del acolchado de la habitación principal de la casa del barrio San Nicolás.

Realizado el cotejo, las profesionales concluyeron en indicar compatibilidad entre el perfil “BMF-221544”, perteneciente a Javier Saavedra y la muestra genética extraída del acolchado, con lo cual se determinó que el rastro hallado en la ropa de cama le pertenece. En cuanto a Carlos y Adrián, las genetistas no hallaron compatibilidad alguna.


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En cuanto al grado o nivel de certeza de esta prueba, ambas señalaron que el cotejo posee un índice de verosimilitud es de 6,12x10, elevado a la 28. Traducido, esto significa que “es sesenta y un mil doscientos cuadrillones de veces probable que el resultado de esta prueba se repita con la muestra de Javier Saavedra, que con cualquier otra persona elegida al azar”.

Posteriormente, y para que no queden dudas, un segundo estudio realizados por el CIF, en el cual se cotejó el perfil de Javier con otros rastros genéticos hallados en la vivienda de Jimena, se estableció una compatibilidad con otras 13 muestras reunidas, con lo cual la situación con el menor de los Saavedra quedó seriamente comprometida.

No obstante, sus abogados, Marcelo Arancibia e hijo, pidieron ya una contraprueba con estudios forenses en Buenos Aires y Córdoba. Según experimentados peritos en la materia, es muy difícil que el resultado cambie, aunque de suceder, todo podría desmoronarse para la fiscalía.


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 Violencia y consumo

Aunque Carlos y Adrián, los hermanos mayores de Javier, salieron favorecidos en el cotejo genético, pues sus perfiles no coincidieron con ninguno de los rastros de ADN, su situación procesal no es menos compleja, pues en su contra la fiscalía resaltó graves antecedentes de violencia y consumo de estupefacientes.

Carlos, de 36 años y Adrián, un año menor, aparecen como integrantes e incluso, el primero de ellos es señalado como líder de la barra “Los Pibes del Albo”, una facción de la hinchada millonaria con un marcado perfil de violencia y vinculado a otras actividades delictivas.

Carlos, cabe resaltar, es el que más antecedentes policiales tiene en su haber. Al respecto, el grupo de investigadores liderados por el oficial Manuel Colque sumó a la causa la denuncia de un par de víctimas de este acusado por hechos de robo y resistencia a la autoridad.

En uno de los casos, se relata cómo Carlos se habría fugado de la policía tras un incidente callejero en la rotonda de acceso a la Universidad Católica el que incluyó una persecución que terminó frente la casa de los Saavedra con un policía herido con el pico de una botella.


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Además, comparte con Javier la titularidad del auto VW Vento, el mismo que fue visto por algunos vecinos del barrio San Nicolás, el día que Jimena fue brutalmente asesinada. Adrián, por su parte, es propietario de otro vehículo, un Renault Clio.

Según la hipótesis de la fiscalía, Javier actuó acompañado por sus hermanos y no descartan que el VW Vento no haya sido el único rodado usados ese día. Lo que sí se pudo establecer que el 10 de enero de 2017, Javier atropelló a un motociclista en la calle Castellanos, en San Lorenzo, con lo cual quedó probado que para la fecha del crimen de Salas estuvo en la ciudad.

Por otra parte, y según surge de numerosos informes sumados al expediente, Carlos y Adrián serían consumidores de drogas, ya sea cocaína o marihuana, dato que se habría obtenido al indagar sobre la barra que integraban, de la cual otros amigos formaban parte, siendo cada uno de ellos investigados y nombrados por el grupo de investigadores.

Las pruebas reunidas por la fiscalía, cabe señalar, fueron suficiente para que, tanto la jueza de garantías Ada Zunino, hiciera lugar al pedido de prisión preventiva de los tres acusados, decisión que luego fue ratificada por el juez de Impugnación, Eduardo Barrionuevo, quien remarcó, entre los fundamentos, los riesgos procesales de fuga y entorpecimiento en que podrían caer los hermanos mayores, en caso de quedar en libertad.

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