Toda la sociedad salteña habla de lo mismo, el caso del odontólogo que fue denunciado por abusar a una menor de edad en su consultorio. Su nombre es Marcos Adrián Abrebanel, y tiene su consultorio en calle 20 de febrero al 300.
Lo que sucedió ahora es que, luego de la denuncia de la valiente nena, empezaron a surgir muchas más. Leonor, su tía, recibió en sus redes sociales una serie de mensajes de muchas mujeres que relataron situaciones muy similares entre sí.
Una mujer se animó a exponer su caso 10 años después de lo vivido: “el era confianzudo, cuando llegaba me decía “¿cómo está la niña de los labios grandes?”, y sus insinuaciones eran si yo quería estar con él”, escribió y contó que le tocó los pechos.
“Siempre tenía actitudes raras, pero yo era inocente, no lo entendía y me parecía amable”, empieza otro testimonio. La misma denuncia que Abrebanel la besó y la tocó.
Y lo que vivimos muchas veces es lo que se relata a continuación, denuncias que no quieren ser recibidas en las comisarías porque “no hay nada que pruebe el abuso”:
Las denuncias son muchas, están en el perfil de Facebook de Leonor, y todas coinciden en varios puntos: preguntas incómodas, apoyar los instrumentos sobre los cuerpos de las chicas, intentar besarlas y tocarlas.
Lo último que se sabe del caso es que su número sigue activo, y fue la misma mujer, tía de la última víctima, quien compartió en sus redes sociales que el odontólogo a las 8.54 escuchó el audio que ella le mandó y 8.55 la bloquea. “El pedófilo tiene su celular en la mano. ¿Por qué no rastrea la brigada su celular?”, escribió textualmente.