La Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió que el dengue y otras enfermedades transmitidas por mosquitos se propagan mucho más y a más distancia bajo el efecto del cambio climático.
Hasta no hace mucho tiempo, para los argentinos el dengue figuraba en la lista de enfermedades raras y lejanas.
Sin embargo, una vez que comenzaron a verse en nuestro país los efectos del calentamiento global algunas cosas dejaron de ser ajenas. Y este verano fue particularmente muy caluroso, con temperaturas cercanas a los 40°.
En los últimos años, el clima en Argentina comenzó a “tropicalizarse” y el mosquito que trasmite el virus del dengue encontró aquí un lugar perfecto para crecer, vivir y picar.
Condiciones ambientales
“La mayoría de los estudios sobre los efectos de la baja temperatura en el desarrollo de etapas inmaduras de Aedes aegypti se han realizado a temperaturas constantes en el laboratorio, es decir, en un enfoque poco realista, que puede no reflejar con precisión las condiciones ambientales variables en el campo”, advierten la bióloga Sylvia Fischer y su Grupo de Estudio de Mosquitos (GEM) del Instituto de Ecología, Genética y Evolución, Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, en un paper publicado en la revista de la Entomogical Society American.
El mosquito durante el invierno
El descenso de temperatura trae esperanzas, pero los especialistas aclaran que el mosquito del dengue sigue existiendo, aún con el frío. Esto significa que las variaciones en la temperatura no implican que el mosquito desaparezca, y es por eso que las tareas de descacharrado y limpieza de recipientes deben hacerse todo el año.
“Pese a que durante los meses de frío los mosquitos adultos reducen su actividad, si se encuentran dentro de una casa se benefician con la temperatura de su interior. Sólo a muy baja temperatura los adultos mueren, pero los huevos son capaces de sobrevivir durante el invierno”, explica el Ministerio de Salud de la Nación.
Temperaturas
Los investigadores del Conicet evaluaron el efecto de las temperaturas constantes y las bajas temperaturas fluctuantes en la aptitud del mosquito en Buenos Aires. Para eso realizaron tres tratamientos a 12, 14 y 16 grados centígrados como temperaturas constantes, y otros tres a 12, 14, y 16 grados, con un margen de cuatro grados más o menos.
Luego, los especialistas analizaron la supervivencia, el tiempo de desarrollo y el tamaño de los Aedes aegypti adultos para cada tratamiento. Lo que hallaron es que “la población de estos mosquitos tiene una mayor tolerancia a estas condiciones que las poblaciones de otras regiones geográficas evaluadas en estudios anteriores”.
Sigue su desarrollo
El grupo hizo además otra investigación cuyos resultados llamaron la atención porque indican que el frío aleja cada vez menos a los mosquitos transmisores del dengue.
Estudios realizados por investigadores del Conicet, también comprobaron que los huevos del Aedes aegypti son capaces de sobrevivir hasta un año sin agua y también resisten temperaturas bajas.
El trabajo mostró que los Aedes aegypti están capacitados para completar su desarrollo a una temperatura de apenas 12 grados centígrados. Los experimentos señalaron en terreno real y fuera del laboratorio, que la eclosión de los huevos del mosquito y el desarrollo del insecto no se detienen.
Durante el período invernal pueden eclosionar más del 45% de los huevos, y una gran parte de las larvas pueden desarrollarse y alcanzar el estado adulto.
La conclusión afirma que el invierno no frena al Aedes Aegypti, por lo cual es imprescindible continuar durante esa estación, la descacharrización en los hogares.