Juventud necesita más que nunca la bendición de los Santos Patronos para cambiar el chip y que el “fantasma del descenso” solo quede en un mal recuerdo. Ayer, tuvo una inmejorable oportunidad de tomar un poco de aire ante un rival directo, pero una vez más, la dejó pasar.
El equipo de Adrián Gorostidi perdió un partido decisivo ante Crucero del Norte y se hundió en el fondo de la tabla, posición que comparte en puntos con su último verdugo. Pero no todo está perdido, y los hinchas del “Santo” están dispuestos a ofrecer su corazón y algo más. Ya lo demostraron cuando juntaron sus ahorros y lo hicieron llegar al plantel como forma de apoyo.
Tras 10 partidos sin conocer el dulce sabor de la victoria, el “Santo” de los milagros intentará romper el maleficio cuando reciba a Boca Unidos de Corrientes. Antes, tendrá fecha libre, tiempo para descansar, reponer energías y “rogar” que Crucero naufrague y deje puntos en el camino en su presentación ante el aurinegro.
Sin embargo, hay razones para creer. De los 5 encuentros que le restan al equipo de Lerma, 4 se jugarán en Salta ante su incondicional hinchada, hoy presente más que nunca. Aunque claro está, uno de ellos será en condición de visitante ante el siempre complicado Central Norte, que marcha segundo en la tabla, en la penúltima fecha previa a los playoffs.
Antes recibirá a Boca Unidos y 9 de Julio en casa, con un viaje a Formosa en el medio en el que enfrentará a Sol de América. Luego vendrá el clásico y cerrará la fase con Sarmiento de Chaco, también en el estadio Martearena.
Crucero, por su parte, tendrá 18 puntos en juego, 3 más que el antoniano, ya que cumplió con la fecha libre correspondiente. Tres de los partidos serán en condición de local, con el agregado que uno de ellos será con Central Norte, y tres fuera de casa.
Y si faltaran condimentos, está demás decir que el azabache será juez y parte, ya que enfrentará a ambos equipos en la recta final.
“Que la gente crea”, la frase que inmortalizó el ex DT de River, Marcelo Gallardo, hoy suena con más fuerza que nunca. El “Santo” ya no depende de sí mismo, pero la fe es lo último que se pierde. Y en la Lerma, pese a todo, sobra.
Te puede interesar
Lo más visto
