En la esquina de San Martín e Ituzaingó, donde la ciudad comienza a despertarse con el bullicio de los autos y el ir y venir de las personas, se encuentra Alfredo, quien desde que era solo un niño, trabaja vendiendo diarios.
Hoy, en el Día del Canillita, su historia cobra una nueva dimensión, porque detrás de cada diario que entrega, hay una vida marcada por la lucha, la resiliencia y el sacrificio.
Su relato comienza con una profunda tristeza. "Mi padre nos abandonó a mi madre y a mí, y desde entonces mi vida cambió para siempre", dice con voz firme ante los micrófonos de CNN Salta.
Desde entonces, no dejó de salir a la calle, a ganar su sustento, con la misma determinación de alguien que no tiene opción más que seguir adelante. "La situación está difícil, todos lo saben. Todo se encareció, el dinero no alcanza para nada. No podemos tomarnos el día, tengo que salir porque no hay otra forma de llevar el pan a casa".
Para él, no hay descanso, ni vacaciones, ni días libres. La vida lo empujó a la calle a una edad temprana, y esa realidad no cambió. La esquina de San Martín e Ituzaingó, con el paso del tiempo, se convirtió en su lugar de trabajo y también en su refugio, donde, día tras día, se enfrenta al sol, a la lluvia y a las adversidades del clima y de la vida misma.