Tras abusar de su empleada, comerciante salteño dijo que era por “necesidad”
“Esto es normal, los hombres tenemos necesidades”, fue la excusa dada por el dueño de varios drugstores a una empleada, a quien había contratado. Tras acosarla, la encerró en uno de sus locales y abusó sexualmente de la joven.
Policiales11/07/2018El acusado se trata de un comerciante de 45 años, quien contactó a su víctima cuando atendía un drugstore de calle 25 de Mayo al 500, local al que ingresó la joven de 19 años en una oportunidad, en busca de comprar algo para comer, circunstancias en que el acusado se mostró amable e incluso le ofreció trabajo.
La joven, en cambio, rechazó la oferta dado que estudiaba durante la semana y no tenía tiempo para el trabajo. No obstante, aceptó darle su teléfono de celular al comerciante, quien insistió en tenerlo por si surgía alguna oferta durante los fines de semana que podría cubrir.
Tras ese primer encuentro y según la denuncia, el comerciante comenzó a contactarla hasta que logró convencerla de que atendiera uno de sus locales los sábados y domingos, pero antes debían mantener una entrevista laboral, oportunidad en la cual el sujeto se mostró interesado en saber si la misma tenía novio.
Dado que la joven le dijo que no estaba de novia, el comerciante accedió a darle el trabajo con la advertencia de que no debía iniciar una relación amorosa con nadie, puesto que estaba en desacuerdo y que eso era mejor para el empleo.
A las semanas de comenzar el trabajo, el comerciante hizo su aparición en el local de calle 25 de Mayo, donde, según la denuncia, acosó a la joven, a quien le pedía que tocara sus genitales, y que lo masturbara, aduciendo que eso era algo normal. La joven rechazó las pretensiones de su empleador, tras lo cual manifestó que dejaría de trabajar, pero el comerciante se disculpó y adujo que no volvería a aparecer por ese puesto, por lo que la estudiante aceptó seguir.
Sin embargo, el comerciante apareció semanas posteriores a lo ocurrido y adujo que necesitaba que se haga la limpieza de un cuarto del local, donde debían colocar una heladera que había adquirido, por lo que le pidió a la empleada que fuera a limpiar ese sector. Tras ingresar a ese cuarto, el comerciante cerró con llave y luego insistió en que la joven lo masturbara, obligándola a la fuerza a tocar su miembro. Dado que la empleada comenzó a llorar, el sujeto desistió y adujo como excusa de que “esto es normal. Los hombres tenemos necesidades”.
Posteriormente, según lo denunciado, el sujeto trasladó a la joven a otro comercio, en calle Leguizamón al 900, donde también abuso de la misma. Ante este segundo hecho, en el cual el comerciante manoseó a su empleada, quien finalmente se marchó y radicó la denuncia en contra del empleador.