Franco Miranda: “Una persona con VIH puede tener un ritmo de vida igual que cualquier otra”

Es voluntario del Centros de Prevención, Asesoramiento y Testeo (CePAT) que funciona en el Hospital del Milagro y pertenece a la Red Argentina de Jóvenes y Adolescentes Positivos. Dialogó con InformateSalta e invitó a la comunidad a informarse sobre las infecciones de transmisión sexual.

Salud01/12/2019 Isabel Briones y Sebastián Quinteros

En el marco del Día Mundial de la Lucha contra el Sida, InformateSalta dialogó con Franco Miranda, joven voluntario del Centros de Prevención, Asesoramiento y Testeo que funciona en el Hospital del Milagro, los jueves entre las 15:30 y las 18:00 horas. 

Se trata de un espacio donde se desarrollan acciones de promoción y prevención, facilitando el acceso a información sobre infecciones de transmisión sexual y test rápido, voluntario, gratuito y confidencial para detección del VIH.

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“Este es un servicio del sistema de salud pública donde trabajamos con todas las temáticas vinculadas a las infecciones de transmisión sexual, asesoramiento, acompañamiento de las personas positivas. También estamos trabajando Red Argentina de Jóvenes y Adolescentes Positivos, brinda contención a jóvenes entre 14 y 30 años que conviven con VIH, el acompañamiento a la adherencia al tratamiento, la llegada al diagnóstico, desde la paridad”, señaló.

El joven manifestó que si bien con los años las personas se han ido informando sobre las problemáticas vinculadas el VIH, todavía existen muchos prejuicios y miedos, principalmente cuando una persona recibe un diagnóstico positivo.

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“En torno a esta infección hay tabúes muy marcados que son la muerte y la sexualidad, cuestiones que las personas las ocultan o la niegan y se hacen presentes al momento de recibir un diagnóstico de VIH, se complejiza la situación emocional, social, familiar. La cuestión de la discriminación está naturalizada por el desconocimiento. La educación es un punto de partida para decosntruir algunos mitos y realidades distorsionadas”, señaló.

El voluntario recordó un caso muy lamentable de un chico que vivió un hecho de discriminación laboral. “De ser el empleado del mes pasó a quedar sin trabajo, sin ningún motivo, simplemente por el hecho de que se habían enterado que es positivo. Hoy una persona con VIH puede tener un ritmo de vida igual que cualquier persona. Es una infección que es llevadera cuando uno hace el tratamiento. Llevar una buena adherencia al tratamiento implica que una persona no pueda trasmitir el virus”.

En el CePAT se recibe a personas con diagnósticos positivos, “en un espacio de paridad, les brindamos acompañamiento y contención. Hay chicos que llegan con muchas cuestiones emocionales, entonces nosotros les brindamos la posibilidad de hacer actividades, empoderarlo más en cuestiones de derechos humanos. En las familias siempre hay mandatos sociales y representaciones construidas desde los prejuicios. Lamentablemente muchos chicos no son acompañados por su familia”.

 

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