Los aires mediáticos más relajados del fin de semana y el mamarracho del Brasil-Argentina suspendido le quitaron repercusiones a las bombas que tiró Graciela Alfano en Telefe, el sábado a la noche, en el programa de Andy Kusnetzoff, que no estaba porque fue papá y lo reemplazó Vero Lozano. Era de esperar que el impacto político surgiera de la competencia, ya que cenando en El Trece con Juanita Viale estaban Horacio Rodríguez Larreta, María Eugenia Vidal, Alfredo Leuco y Guadalupe Vázquez, que más que una mesaza más prometían un anticipado cierre de campaña de la oposición. Pero el interés por las cosas del poder y el rating de la noche se los llevó la Alfano, al contar parte de sus presuntas intimidades con Carlos Saúl Menem y Mauricio Macri, cuando uno era presidente y al otro le faltaban unas cuantas carreras para serlo.
Alfano contó que sus encuentros con el caudillo riojano (recientemente fallecido) no eran en Olivos y que ahí pisaba más fuerte su colega Moria Casán, que se ocupaba de organizarle cenas y almuerzos al entonces mandatario cual heterodoxa jefa de ceremonial y protocolo. Con Alfano, según ella misma, se veían en el yate del empresario hotelero de alta gama Mario Falak. Y no es que no iba a Olivos porque él no la invitaba, aclaró con énfasis, ya que incluso le propuso a instalarse de manera permanente ahí una vez que la hizo echar a Zulema Yoma por la fuerza pública.
Por si fuera poco, Alfano se despachó con intimidades compartidas con otro hombre del poder como Mauricio Macri, aunque en sus tiempos más bien de aprendiz y con bigote. Confesó que tanto a ella como a él le gustan los tríos y fijó su relato en una noche en especial. Resulta que estaban solos en una lujosa suite de hotel, luego de que ella se hubiera opuesto a que se sumara otro hombre que no le gustaba, y golpearon la puerta. Como creyó que se trataba de aquel indeseable (a quien no identificó), se dispuso a vestirse y mandarse a mudar, pero como había dejado su ropa en la sala, se puso la de Macri y, así vestida, hizo mutis por el foro. No dio más detalles porque, según explicó, “no sólo los caballeros carecen de memoria".
A esos recuerdos, Graciela Alfano sumó los de una infancia y adolescencia espantosas, abusada por un vecino y usada como objeto de manipulación materna contra el padre. Se entendió más la catarata de anécdotas fuertes cuando dijo que estaba vendiendo los derechos de su biografía para la realización de una serie que, por lo visto… por lo poco visto, promete repercusiones.
En un zoom con dos consultores de opinión pública para hablar de los bueyes perdidos de la campaña electoral, salió el tema de si estas confesiones de Alfano ayudan o perjudican, por ejemplo, a Macri. Los expertos coincidieron en que “habría que medirlo”, pero también en que esa clase de rumores, y más si son de primera mano, suelen beneficiar a los políticos varones. “Detrás de la Marilyn objeto del deseo estaba Kennedy”, me dijo uno de ellos.
Puede ser. Yo, la verdad, me quedé con la boca abierta con los cuentitos de la Alfano. Le puso picante a esta mescolanza de ficción, realidad, vidas privadas y públicas que es la política nacional. Un respiro en esta campaña electoral espantosa, les diría. /Exitoina