Multitudinario y doloroso adiós a Nahuel, el joven asesinado en el parque San Martín

Sociedad11/10/2021InformateSaltaInformateSalta
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Tristísimo fue el último adiós que este lunes se dio a Nahuel Vilte, el muchacho de 21 años quien falleció luego de ser apuñalado en el parque San Martín cuando intentaba defender a su madre y hermana en una situación que dejó a la vista "las mafias" que controlan la venta ambulante y los puesteros de la capital provincial.

En medio de las repercusiones, las medidas que se están tomando y las voces sobre lo ocurrido, fue pasadas las 17.00 cuando los familiares de Nahuel, sus amigos, vecinos y conocidos se despidieron de sus restos en el velatorio que se montó en el Club Peñarol, del cual él era fanático, en la zona de calle Juramento al 1400.


nahuel vilteLa tía de Nahuel dijo que la policía fue tres veces y no hizo nada

Su padre, Federico Vilte, fue quien encabezada el traslado del féretro con el cuerpo de su hijo, en medio de los aplausos que estallaron junto con los llantos y muestras de dolor que se mezclaron con el sonido de los redoblantes y tambores que los simpatizantes del club hacían sonar, mientras agitaban banderas y camisetas.

El cortejo primeramente se realizó a pie hasta la casa de los abuelos maternos de Nahuel, a pocas cuadras del club, con el acompañamiento multitudinario de vecinos, conocidos y demás personas que se acercaron para despedir al muchacho, expresando su dolor a su familia. En todo momento no dejaron de escucharse los gritos, las palmas y los cánticos.

nahuel despedida

"¡A Nahuel nunca lo vamos a olvidar!" fue la estrofa que repitió una y otra vez la hinchada de Peñarol, rodeando el cortejo. Solamente dejaron de cantar y tocar cuando el cajón fue depositado en el coche de la empresa fúnebre que lo trasladó hasta el cementerio de la Divina Misericordia, cerca del acceso a la Capital.

Su padre fue el primero en despedirse del ataúd, con un gesto en el brazo le agradeció su ayuda a los trabajadores de la empresa funeraria y le dio paso a que los demás amigos de su hijo, todos quebrados y sin ocultar su llanto, le dieran el adiós al joven. Luego, partió una caravana incesante de automóviles hacia el cementerio, dejando al barrio aún sumido en el dolor.

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