Aseguran que el Pai detenido por trata de personas no pertenece a la religión Umbanda

Este fin de semana fue detenido Jorge Juan Soria Villalba, un supuesto “Pai Umbanda”, acusado del delito de trata de personas. El hombre dirigía un culto Umbanda con devoción a San La Muerte. Por RadioNacional el teólogo africanista Alma de Ogún aseguró que no se trata de un Pai Umbanda.

“Quería aclarar que este Pai no pertenece a nuestro culto”, comenzó diciendo el hombre que desde hace más de 20 años que profesa la religión Umbanda. “El templo que el dirige pertenece a San La Muerte”, explicó para luego agregar que: “El culto a San la Muerte no pertenece al culto Umbanda”.

“En realidad lo que él practica, es el culto a San La Muerte, no esta contemplado dentro de nuestra teología. San La Muerte pertenece a un culto popular argentino, no pertenece a una raíz afro”, orígenes del culto Umbanda, continuó Alma de Ogún, nombre con el que se identifica y que hace referencia a una de las deidades africanas adoradas por la religión Umbanda.

Sobre las personas que practican la religión, y que se encuentran reconocidas detalló, “aquí en Salta, tengo entendido que hay una sola persona reconocida por ACAFRU (Africanista y Amerindia Universal)”.

San la Muerte y trata de personas: El abogado del acusado prófugo dijo que la causa está armada

Por otro lado, el hombre detenido esta imputado por el delito de trata de personas con fines de explotación sexual y por su calidad de “ministros de un culto”, está acusación la comparte con su pareja. Según la justicia tanto el detenido como su pareja dirigían una congregación Umbanda que veneraba a San La Muerte en Villa San Antonio.

La investigación federal comenzó en febrero del año pasado luego de una denuncia por trata de personas la que se sumaron diversos testimonios. En la acusación el fiscal Villalba sostuvo que la pareja usó la pantalla de líderes espirituales para captar personas en estado de vulnerabilidad, doblegar su voluntad y someterlas al ejercicio de la prostitución. Agregó que el hombre y la mujer obligaban a sus víctimas a entregarles entre el 40 y 70% de las ganancias que obtenían por esa actividad.