“Haceme un oral”, fue una de las frases del odontólogo acusado de abuso
Justicia22/08/2023InformateSaltaEl relato dado por otra de las menores que denunciaron al profesional no dista casi en nada con el de la joven que radicó la primera denuncia. En ambos casos, todos los abusos comenzaron con acoso verbal, para luego dar paso a manoseos y concluir con la felación.
Mientras la mediatización de la primera denuncia contra Marcos Adrián Abrebanel hacía lo suyo, en busca de que el odontólogo sea detenido, se produjo un efecto contemplado, pero no esperado, como la aparición de otras víctimas que, al ver la presión mediática, se animaron a contar lo que vivieron en otras consultas al mismo acusado.
Una de ellas fue una jovencita de 17 años, quien reveló hechos que había sufrido a los 15 a manos del profesional en el mismo consultorio de calle 20 de Febrero al 300. Su denuncia se sumó a la investigación llevada adelante por el fiscal Federico Obeid, quien, en su requerimiento de juicio, dio por probado este segundo hecho.
Y lo hizo básicamente porque el relato de la segunda víctima era una réplica de lo denunciado por la primera menor, de 15 años, lo que fortaleció la modalidad que utilizaba Marcos Adrián Abrebanel para los abusos sexuales cometidos a sus pacientes. A esto, cabe resaltar que aún se encuentran en investigación otras tres denuncias más.
Como el primer caso, la segunda víctima reveló que fue su madre la que la reservó el turno con ese dentista. Sobre la primera cita, la menor contó que el imputado fue “amable y atento”, pero le llamó la atención de que al termina el tratamiento de conducto, por el que había ido, le dijera que debía volver varias, ya que tenía muchas muelas que arreglar.
Según conoció InformateSalta, a medida que las consultas avanzaban, el acoso del imputado se incrementó. “Me preguntaba si tenía novio, me miraba de pies a cabeza. Creo que en la quinta vez que fui, yo me encontraba con el uniforme del colegio, con pollera azul y chomba, y allí se colocó en la puerta para darme un beso en la boca, pero yo le corrí la cara y me fui”, precisó.
Un mes después, en otra cita, se suscitó otro episodio, cuando la joven se disponía a irse del consultorio, circunstancias en que “me tomó del brazo y me llevó hacia el otro lado del escritorio, me sostiene los brazos y me besa, yo no le contesto el beso”, tras lo cual “él me toca la cola, por lo que lo empujé, agarré mis cosas y me fui”.
“Me pareces bonita”
En otra visita, describe otra conducta repetida por Abrebanel. Dijo que el dentista solía “apoyarme el brazo en el pecho o los instrumentos, lo hacía siempre”. Más adelante, en febrero de 2019, la joven volvió para llenar la ficha médica que exige la escuela al comenzar el año lectivo.
Fue en febrero de 2019, oportunidad en la que vuelve a descubrir otras caries y le avisa que iba a tener más visitas, pero ese día, al revisarla dijo que debía arreglarle un diente. “Cuando termina me da agua para enjuagarme la boca y al darme vuelta advierto que se había bajado el cierre del pantalón y veo el pene, ahí me sujeta de la cabeza y me dice ´haceme un oral´ y me lleva la cabeza hacia su pene”.
Luego, se escuchó el ruido de sillas de la secretaria, por lo que Abrebanel se subió el cierre del pantalón. “Se sentó y automáticamente y me dice: te doy el próximo turno”, momento en que ingresó la secretaria, le dieron un nuevo turno y se fue.
A la cita siguiente, la jovencita lo enfrentó e indagó sobre su accionar. “Me pareces bonita, me caes bien”, fue la respuesta del acusado, quien nunca le pidió perdón ni tampoco evidenció signos de arrepentimiento.
Dado que nunca dijo nada, debido a su inmadurez para entender que el abuso del que había sido víctima, cada vez que tenía un problema dental acudió a verlo, lo que ya hizo acompañada de un hermano, solo “me apoyaba su brazo en el pecho” mientras hacía los arreglos en su boca.
Al año siguiente, dada la pandemia, las visitas fueron muy aisladas, por lo que la joven permaneció callada, actitud que cambió cuando trascendió la noticia de la fuga del odontólogo como consecuencia de la primera denuncia por abuso sexual. Fue ahí que la menor se animó y les contó a sus hermanas lo que había sufrido en las consultas al acusado. “Cuando le conté a mis hermanas yo no lo veía como muy grave lo que me pasó, estaba sorprendida, pero mis hermanas sí me decían que estuvo mal”, explicó.
“No le di importancia a lo que me había pasado hasta la pandemia, recién me di cuenta que estuvo mal lo que el imputado me había hecho. A mis hermanas no les hizo más nada que apoyarles el brazo en el pecho mientras hacía los arreglos”, agregó. Su relato, al igual que sucedió con el de la primera denuncia, no fue objetado en la pericia psicológica, pues la descripción dada fue coincidente con la disposición del mobiliario del consultorio y con la versión de la primera víctima. Además, las licenciadas que la evaluaron no hallaron en su declaración signos de fabulación.