Ofreció llevarla al curandero por dolores de huesos y la terminó abusando

Justicia 20/10/2023 InformateSalta InformateSalta
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El caso impactó hace unos días, cuando se conoció la condena de 13 años de cárcel impuesta al acusado. Mediante amenazas, abusó de manera reiterada de la hija de su pareja. Todo salió a luz, cuando docentes descubrieron que había sido castigada a cintarazos.

En el marco del juicio seguido a un hombre de 37 años, condenado a 13 años y seis meses de prisión como autor del delito de abuso sexual con acceso carnal agravado por la guarda y la convivencia preexistente, este medio pudo tener acceso a más detalles de la causa, la que describe hechos propios de un pervertido sexual.

La condena fue impuesta por el juez José Luis Riera, vocal de la Sala VI del Tribunal de Juicio, quien, al momento de su fallo, recomendó al director del Servicio Penitenciario que someta al condenado a un tratamiento psicoterapéutico.

El acusado, que trabajaba en una empresa privada de elaboración de productos de limpieza, fue denunciado por su pareja y madre de la víctima el 15 de mayo del año pasado, en la sub-comisaría de Villa Asunción, en la zona oeste de la ciudad.

Según los relatos de la víctima y su madre, durante ventilados durante el debate, los abusos comenzaron a los 10 años. Explicó la adolescente que el 11 de mayo del año pasado, todo salió a luz a raíz de una charla que tuvo con la preceptora de su colegio, a quien le reveló el calvario que padecía a manos de su padrastro. 

Angustiada y en permanente llanto, la joven sostuvo que los abusos comenzaron cuando residía con su familia en una casa de calle Ibazeta. Relató que dormía en una pieza chica, en la que había una cama, en la que dormía con su madre.

De pronto, una noche, su padrastro se acostó al lado suyo y la empezó a tocar, que ella se corría y se daba la vuelta e incluso se paró y se fue a dormir a los pies de su mamá, pero que el acusado tenía una cámara y les había sacado fotos. 

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Mudanzas

Posteriormente, se fueron a vivir a Villa Chartas y que en esa casa la seguía tocando, situación que se mantuvo hasta que se mudaron al barrio San Pablo. En ese tiempo, y dado que la menor tenía problemas de dolor de huesos en la columna y en las piernas, es que el acusado la llevó a visitar un curandero en El Carril.

Recordó que fueron en auto y que era de noche. Cuando volvían, por la ruta de Rosario de Lerma, su padrastro se metió por un descampado y ella le dijo que no quería, que la lleve a otro lado, pero el acusado insistió en ir por ese camino, que no iba a pasar nada.

Lejos de ello, detuvo el auto y se pasó al asiento de atrás, donde estaba ella. Allí comenzó a tocarla, para luego someterla sexualmente. Y que, luego de eso, no se detuvo hasta que lo detuvieron. Aclaró que las relaciones fueron vía vaginal, que le sacó el pantalón, le toco la cola y los pechos. 

Del relato de la menor, InformateSaslta supo que que en ese tiempo tenía 13 años y que, luego, “pasó un montón de veces”. Que sucedía cada vez que se quedaban solos, cuando estaba con sus hermanos, su padrastro las mandaba a comprar y aprovechaba. También la abusaba, cuando su mamá se iba a unos cursos de jardín por la tarde. Cuando se bañaba, él entraba, o bien, cuando dormía entraba sin hacer ruido y la tocaba mientras sus hermanos dormían. 

Delatado

Los constantes abusos, sin embargo, llegaron a su fin un día después de que faltó a clases porque se había ido con algunos compañeros. Cuando el acusado se enteró de que se había “hecho la yuta”, se enojó y le empezó a pegar con un cinto, dejándole las piernas “toda moreteadas”, como así también los brazos, tanto que no podía caminar.

Su estado no pasó desapercibido para la preceptora de su colegio, quien se dio cuenta, por lo que habló con ella. Además, el día anterior, su madre y el acusado se habían hecho presente en la escuela, enterándose de que había faltado a clases. 

Sobre esa charla, la preceptora declaró que la menor se levantó la pollera y le mostró las piernas moradas, lo que generó interrogantes respecto a qué le había sucedido: “fue mi padrastro, él me pegó porque yo salí, el me viola desde los 10 años”.

A los días, en tanto, es que decidió hablar con su madre. “No sabía cómo contarle, pues mi padrastro vivía amenazándome, me decía que, si decía algo a mi mamá o lo denunciaba, él no tenía miedo de estar preso, pero cuando salga la iba a matar a ella o a mi mamá” conoció InformateSalta.          

La adolescente aprovechó que el acusado se había ido a visitar a su padre en Campo Quijano, para hablar con su mamá y revelarle lo que sucedía. Cuando el acusado se marchó, su madre le preguntó porque estaba llorando en la pieza y fue que en ese momento le dijo. 

“Mi mamá no lo podía creer”, por lo que lo llamó al acusado y le pidió que vuelva a casa de manera urgente. Al retornar, le reclamó por los abusos cometidos contra su hija, pero negó todo y acusó que todo era una cuestión de rebeldía de su hija, a quien le pedía de diga la verdad.

Nada de eso sucedió, pues la menor se mantuvo firme, lo que llevó a su madre a llamar a la policía, siendo luego detenido, investigado penalmente y finalmente juzgado y condenado por los vejámenes sexuales cometidos durante varios años, en perjuicio de la estudiante.

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