



“Bendecidos por la varita mágica del Señor. Dotados de un talento único y universal. Así como dichosos, obligados a ofrecer sus recursos al resto de la humanidad . Estos personajes nacieron con lumbre propia, con un ángel celestial. Dedicados a ciudadanos ilustres, con fuego sagrado en su interior, que vinieron a hacer de nuestro mundo, un sitio mejor…”
Episodio 2: “ Una izquierda de maravilla “, por Nico Cortes.
Huele el césped húmedo y sus retinas toman ese brillo que solo poseen los apasionados. Tanta vibración tenía el hombre que se propuso no solo jugar a la pelota, sino hacerlo en serio. Con los toros, de torero. En la plaza mayor.
Camina con la seguridad que el balón tarde o temprano llegará a la suela de su pie izquierdo y vendrán lustres a la esfera. Si la mano viene complicada, en empate o desventaja, será un latigazo cruzado o un centro de esos rasantes, vivaces, venenosos.
Si lo sabrá la gente de Juventud Antoniana, club que lo adoptó como a un hijo predilecto. Luego en “El Lobo” jujeño, Colón de Santa Fe, Rosario Central, Patronato, Chacarita. Parece que trota pero se desliza. Golpea la pelota con el mismo pie, pero con distintos modos. Nació para este bendito juego. A sus 43 años aún tiene la chispa adecuada. Ese sprint corto, letal, que deja en evidencia a todo rival amateur.
Ricardo Ernesto Gomez, nació en Tafi Viejo, provincia hermana de Tucuman, pero se siente salteño como la zamba y la empanada con papa incluida. Deambula por las canchas sabatinas con la música en los oídos. Es que el hombre también siente debilidad por el folclore. Tan así su adoración que cuida al detalle cada paso de su amigo, Oscar Palavecino.
Su valija tiene un poco de bombo y guitarra. Pero regresa al olfato del pasto recién regado y sus pies inician un zapateo único y distintivo. Aparece por los grandes eventos musicales con poncho en mano pero en su visual hay arcos y una red que pide su pase.
Es modesto. Es accesible. Amigo de sus amigos y sobre todo de su hermano. Recuerda con emoción a su padre y hermano mayor. Regocija por sus hijas. Gratitud permanente por su esposa. Su sinónimo de fútbol es Maradona.
Siente gratitud por la vida, por todos los sueños cumplidos. Transmite buena energía, canta, se abraza. Corta una costilla y acompaña con guarnición, haciendo culto a la amistad futbolera en el Complejo Confraternidad. San luis, Salta.
Ricky “Maravilla” Gomez, es un elegido. Pues Dios lo ha bendecido, con lo más preciado del masculino; un pincel en la zurda, un amigo noble, un corazón de roble…








Logran recuperar y limpiar una plazoleta habitada por una familia de acumuladores







