Alerta en Brasil por una potente droga que circula entre turistas

La irrupción de los nitacenos, una nueva familia de opioides sintéticos con una potencia superior al fentanilo, encendió las alertas de los organismos de salud y seguridad en Sudamérica. En Argentina las autoridades ya advirtieron sobre el riesgo de expansión de esta sustancia fabricada en China, cuya presencia fue confirmada en Brasil y también en mercados ilícitos de Estados Unidos, Canadá y México.

Uno de los aspectos que más preocupa a los analistas es que, hasta ahora, China es el único país identificado como productor de nitacenos. Este dato remite de manera inmediata a un antecedente reciente y crítico: la participación de empresas químicas chinas en la elaboración y exportación de precursores de fentanilo, droga que desató una crisis sanitaria sin precedentes en América del Norte y que hoy aparece como un espejo de lo que podría repetirse.

De acuerdo con informes oficiales del Ministerio de Seguridad de la Nación, los nitacenos figuran entre las amenazas más graves dentro del conjunto de nuevas sustancias psicoactivas, tanto por su altísima letalidad como por la facilidad con la que pueden modificarse químicamente para evadir los controles internacionales.

El isonitaceno, su variante más frecuente, es entre 250 y 900 veces más potente que la morfina, mientras que otros análogos alcanzan una potencia hasta 4.300 veces superior, superando ampliamente al fentanilo. Estas características los convierten en drogas capaces de provocar depresión respiratoria inmediata, paro cardíaco y muerte con dosis mínimas.

En Sudamérica, Brasil aparece como el principal foco de alarma. Según datos de la Policía del Estado de São Paulo, entre julio de 2022 y abril de 2023 el 95% de las incautaciones de opioides contenían nitacenos.

En el 71% de los casos, estas sustancias se encontraban mezcladas con otros opioides, mientras que en casi un tercio aparecían como único componente, lo que evidencia que ya no se utilizan solo como adulterantes, sino como droga principal.

Para las autoridades argentinas, este escenario transforma a Brasil en un factor de riesgo directo para un posible derrame regional, especialmente por las rutas del narcotráfico que conectan con Paraguay y el noreste del país.