Salud21/11/2025

Once años de amor y lucha: El testimonio de una familia salteña por el Día de la Espina Bífida

En el Día Internacional de la Espina Bífida, el Hospital Público Materno Infantil de Salta compartió la historia de una mamá y su hija, Noelia y Nicole, una niña de 11 años que nació con espina bífida, hidrocefalia y pie bot. Su recorrido no solo refleja la complejidad de esta condición, sino también la enorme fortaleza de las familias que atraviesan este camino.


“Desde que nació hasta hoy, todo lo de ella es acá”


La mamá recuerda que se enteró del diagnóstico cuando cursaba cinco meses de embarazo en Campo Quijano. Fue derivada al Materno, donde finalmente nació su hija y donde transcurrió prácticamente toda su vida. “Desde que nació hasta hoy, todo lo de ella es acá”, cuenta. A pesar de los pronósticos y del shock inicial, la niña superó desafíos desde el primer día, esperaban complicaciones más visibles por la hidrocefalia, pero lo primero que notó fue una protuberancia en la espalda: la lesión de la espina bífida.

Durante el primer mes de vida, la pequeña atravesó cirugías en la columna, la cabeza y los pies. A lo largo de los años sumó entre nueve y diez intervenciones. Su rehabilitación comenzó muy temprano, con yesos en ambos pies y sesiones de fisioterapia. Caminó recién a los dos años, primero con un andador y luego con bastones. Hoy, con 11 años, continúa avanzando y ganando autonomía.


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La niña, con absoluta naturalidad, cuenta que descubrió las cicatrices de su cuerpo cuando era más chica y empezó a conocer su historia a través de lo que veía en los controles médicos. También comparte su sueño: ser veterinaria. Ama a los animales y quiere dedicarse a cuidarlos.

La madre recuerda momentos difíciles durante las internaciones en Neonatología y en las distintas salas del hospital, pero también destaca el acompañamiento: médicos, enfermeros, personal de limpieza, seguridad y docentes de la escuelita hospitalaria formaron parte de la red que sostuvo a la familia. “En ese momento uno como mamá siente mucho dolor, pero siempre encontré apoyo”, cuenta.


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Hoy, con más fortaleza, anima a otras familias a perseverar con los tratamientos y confiar en los equipos de salud. “La terapia y los controles son esenciales para que los chicos progresen”, remarca. También envía un mensaje a las mamás que enfrentan situaciones similares: que pidan ayuda, que no se sientan solas y que no bajen los brazos.


“La terapia y los controles son esenciales para que los chicos progresen”


Su hija, por su parte, deja un consejo para otros niños con espina bífida: nunca abandonar la fisioterapia. “A mí me ayudó mucho y hace bien para la salud”, afirma.

Entre cirugías, rehabilitación, avances y desafíos, esta familia salteña sigue construyendo un camino de amor y fortaleza. La mamá lo resume en pocas palabras: “Quiero que mi hija tenga un futuro, que cumpla sus sueños, que nadie la haga sentir menos. Y que siempre sepa que la amo y voy a estar para ella”.