Vivió 30 años con diabetes y volvió a nacer gracias a un trasplante
Estefanía Parentis pudo darle batalla a la enfermedad y mejorar su calidad de vida notablemente, pero el camino no fue fácil. Hoy es mamá y lleva una vida lo más normal posible.
Sociedad14/11/2020 Cecilia AgüeroLos 14 de noviembre se celebra el Día Mundial de la Diabetes, una enfermedad que afecta a millones de personas en el mundo y que se cobró muchísimas vidas por la pandemia. Y por eso quisimos llegar a ustedes con una fuente de inspiración para aquellos que luchan contra ella con una historia digna de ser contada.
Les presentamos a Estefanía Parentis, una salteña que luchó 30 años contra la diabetes y gracias a un trasplante pudo cambiar su vida, conocer muchas cosas que no había podido, comer cosas que nunca había probado pero principalmente hoy puede ser feliz al lado de su hija.
En diálogo con InformateSalta, contó que a los 3 años le diagnosticaron diabetes tipo 1, por lo que fue insulino-dependiente hasta los 33, cuando se sometió a un trasplante renopancreático el 20 de junio de 2018.
“Vivir con la diabetes es algo complicado hasta que te haces amiga. Insulina, en mi época no existían las lapiceras que existen ahora, en mi época era la jeringa, era mucho más doloroso, todos los meses caer internada por hipo o hiperglucemia, consecuencias en la vista, consecuencia en los pies”, expresó.
En todo este camino, el apoyo de su familia fue fundamental, especialmente de una mamá guerrera que nunca le soltó la mano, ni siquiera durante la adolescencia, etapa que describió como la más complicada.
“Sos la rebelde que querés comer y hacer lo que no podés, delante de tus amigos no querés decir que sos diabética, querés llevarte el mundo por delante y es cuando más caí internada y era lo más complicado”, indicó.
Estefanía quedó embarazada después de haber perdido dos embarazos, sus riñones empezaron a fallar y debió realizarse diálisis por poco más de un año, hasta que un ángel, como ella lo describe, le donó los órganos.
“Fue un volver a nacer, porque ya no soy diabética, con 33 años comer cosas que no comía, aprender a comer cosas que nunca había probado, no inyectarme, cambiar de la insulina a pastillas, la verdad que siempre llevé una vida tan diferente y es un volver a nacer para mí. Disfrutar a mi hija, tener un páncreas y un riñón que funciona, poder tomar líquidos”, manifestó.
Para ella, cuidarse con las comidas y su higiene sigue siendo tarea de todos los días, por eso el uso del barbijo y de alcohol en gel está naturalizado en su vida. “Mi mate, mi vaso, mi toalla, es algo que lo viví siempre”.
Su pasión por la danza tuvo que dejarla de lado, aunque con el trasplante con el que perdió 15 kilos de masa muscular. “Vivo con mis padres, estoy buscando trabajo, lo que sea, no me considero discapacitada para nada, al contrario, me siento más fuerte que nunca”.
Estefanía es mamá de Guadalupe, una alegre pequeña de 4 años, y el primer milagro que tuvo en su vida, a tal punto que decidió llamarla como la Virgen que lleva el mismo nombre. “Estuve mucho tiempo en Buenos Aires y ella estaba acá, y nos afectó esa distancia maternal, yo no le pude dar pecho, fue afectando de a poco y la verdad que esta pandemia hizo que este año estemos más pegadas que nunca, nos empezamos a conocer, para mí es maravilloso poder vivir con ella, disfrutar. Estoy viva”.
Ella forma parte de la Fundación Juntos a la Par Diabetes 1 Salta, donde vuelca toda su experiencia, sabiduría y ayuda hacia todos aquellos que están librando batalla contra la enfermedad. “La esperanza nunca se pierde, hay que ser siempre positivos, nunca veas quien te aconseja, solo tenes que ver que el universo nunca te va a dejar caer y mirar siempre para adelante y el entorno”.