Caso Palomo: para la justicia, el menor “mató por el sólo hecho de matar”

Policiales21/12/2020
sandra palomo
sandra palomo

En el último fallo dictado por este crimen, se estableció que el adolescente cometió el homicidio sólo como una “hazaña”, con la cual quiso demostrar su “hombría” a sus amigos, con quienes se “jactó” de su “obra” asesina.

Aunque por el asesinato de la docente Sandra Palomo hay otros cuatro imputados, el menor se roba toda la atención del caso. Con apenas 15 años, el adolescente es señalado como el principal autor de esta muerte “sin sentido”, como la definió el juez de Impugnación, Luciano Martini, al resolver rechazar un pedido para que el chico sea reintegrado a su madre.

Como ya se informó, el magistrado rechazó el planteo realizado por el defensor oficial, Carlos Flores, quien, en un planteo de apelación, sostuvo que la decisión de mantener al adolescente, ahora de 16 años, bajo encierro en el Centro de Jóvenes en Conflicto con la Ley Penal 1, surgió de un análisis parcializado, pues se obviaron ciertos informes respecto a la conducta de su defendido.


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Martini, en su fallo, respondió que los informes aludidos por la defensa no provenían de profesionales de la psiquiatría y, por lo tanto, no eran suficientes para dar una apreciación más acabada del caso. Indicó también que los reportes no pueden ser analizados de manera aislada, sino a la par de las características y circunstancias del hecho.

En ese sentido, el juez sostuvo que “, la selección de la víctima, el modo elegido para su ejecución, los supuestos móviles perseguidos y, en definitiva, la atrocidad que guió a tan espantosa empresa delictiva demuestra, acabadamente, la peligrosidad de su autor”.

Pero esto no fue todo, pues Martini, para no dejar dudas del riesgo que significaría atenuar las medidas de seguridad del menor, indicó que “resulta ilustrativo, la absoluta indiferencia por la vida humana que se desprende de las acciones criminales” del acusado.


Agregó que, según el requerimiento de juicio, “el único motivo que provocó el desenlace de los funestos sucesos fue su deseo de manejar una camioneta acompañado, quizás, de la necesidad de demostrar a su grupo de amigos su “hazaña” y su “hombría” para matar”.


El caso

Cabe recordar que Palomo fue asesinada el 31 de agosto de 2019, cuando fue sorprendida por el menor en el estacionamiento de un supermercado de barrio Tres Cerritos, de donde salía de hacer unas compras que le habían quedado pendientes.

Cuando estaba por ascender a su camioneta, la mujer, de 53 años, fue atacada por el menor, quien la golpeó y le causó heridas con un cuchillo. Con la docente prácticamente en agonía, el adolescente la cargó en la caja de la camioneta y se marchó con el rodado.

Así, al volante de la Toyota Hilux, el docente abandonó la escena del crimen con el cuerpo del delito, el cual luego mostró a otros dos amigos, también menores, muestrario macabro que, ese mismo día, se extendió a dos jóvenes mayores, Esteban Caro y Ricardo Bonifacio González, los que fueron detenidos e imputados, en grado de participación, por el asesinato de la docente.

Saciado en sus ansias de mostrarse como alguien de peso, digno de respeto, el adolescente y sus secuaces se deshicieron del cuerpo de la docente en un descampado de la zona oeste, cerca del vivero municipal, donde al día siguiente fue hallado por vecinos de la zona

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La víctima

En su fallo, Martini indicó que “la selección de la víctima es otro notorio indicador de peligrosidad”, pues entre la docente y el menor “no existía vínculo ni sentimiento alguno que permita encontrar una causa razonable al desenvolvimiento homicida del menor, sólo su mayor vulnerabilidad”.

“Mató por el sólo hecho de matar”, afirmó el magistrado. “Tan es así que para apropiarse del vehículo -sorprendida su dueña, sola y sin posibilidades de auxilio- no resultaba necesario terminar con una vida, menos del modo en que lo hizo”, expresó.

“Con la misma fuerza e ímpetu con que la introdujo golpeada al rodado, podría haber optado, simplemente, por dejarla abandonada en el estacionamiento del supermercado. Sea, tal vez, la única razón explicable de su conducta alguna especie de idea de “no dejar testigos”, o evitar una denuncia temprana que le impidiese extender su entretenimiento, disfrutando de su botín”.

El menor, sin embargo, prefirió mantener a su víctima en el vehículo durante todo el derrotero que realizó, el que se extendió, por lo menos desde las 14:21 hasta las 19:24, del día del crimen. En ese lapso –citó el juez- subieron otras personas al rodado.

Esto, fue con el sólo fin, de que le menor pudiera pavonear su hombría. “Se jactó y mostró su obra, para, finalmente, deshacerse, entre todos, del cuerpo y limpiar el rodado, luego hallado, con restos de manchas de sangre”, señaló el magistrado. 

Frialdad

Al referirse a la etapa final de la empresa homicida del menor, el juez resaltó que la camioneta (de la víctima) fue abandonada en inmediaciones de la casa de la víctima. “Parece ser que tampoco le importó –al menor- procurar su impunidad alejando el nexo o eslabón que lo unía con el crimen, y ello, ciertamente, ratifica la frialdad” del adolescente.

Por último, Martini concluyó en que “la muerte de Sandra Palomo -que, lamentablemente, camino a su hogar olvidó comprar algunas cosas y sólo por ello ingresó al estacionamiento del supermercado- resulta una dolorosa tragedia, provocada por el sin sentido que guió todos los pasos -casi irreales- del menor. Matar por matar, o matar para manejar un rato una camioneta, o por ideas más afines a la ficción que a la realidad”. Por todo ello, evidencia “un incuestionable y demostrado estado de peligrosidad, ya sea para sí, pero, fundamentalmente, para la sociedad”.

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