Las empleadas domésticas se encuentran, una vez más, luchando. Es que, entre otros reclamos, hablan de la cantidad de dinero que se les va en el boleto del colectivo a diario, y por eso piden inclusión en la tarifa social.
“Es un tema del que tuvimos muchas trabas y que no pudimos acceder. SAETA no nos permite que tengamos el beneficio de hasta el 50% de descuento en el boleto. Habíamos propuesto que se haga un trasbordo entre líneas y nos dijeron que no y continuamos pagando el boleto común”, dijo Ana Díaz.
La referente de las trabajadoras de casas particulares indicó que no pretenden que les den una gratuidad porque la situación en todo el país es durísima, pero sí una ayuda porque “hay que trabajar 1 hora gratis para pagar el colectivo”.
“Trabajando 3 horas no ganamos ni para comprar un kilo de carne. Llegamos a 95.300 pesos trabajando 192 horas mensuales y hay compañeras que deben pagar hasta 6 u 8 boletos diarios”, contó.
Por Aries, dijo que las personas que trabajan en otros rubros tienen el beneficio de cobrar viáticos o lo que sea, mientras que ellas no. “Tengo una compañera que cobra 40 mil pesos por trabajar 8 horas todos los días de la semana. Los empleadores nos toman el pelo, nosotras no somos tontas, no somos opas”, denunció.
Sí hizo hincapié en que hay otro tipo de empleadores que pagan el viatico de transporte a nuestras compañeras, que suben el sueldo cuando hay aumentos y demás, pero son la minoría.
Añadió que el grupo que nuclea tiene aproximadamente 1000 chicas que trabajan en capital pero que varias son del interior.
“Trabajando 3 horas no ganamos ni para comprar un kilo de carne"
Al ser consultada sobre que muchas mamás empleadas domésticas se pierden de vivir muchas cosas con sus hijos, sostuvo que es muy triste porque nos quedamos sin disfrutar toda la vida escolar de nuestros niños para cuidar a los ajenos.
“Siempre tenemos que hacer hincapié en la participación de la familia. Nuestro trabajo es muy cerrado porque los empleadores no quieren que mezclemos nuestra familia con la de ellos. Dejamos nuestras casas y nuestros hijos y los encomendamos a Dios para que el los proteja, y eso a veces los empleadores no entienden”, contó.
“A nosotros no nos pagan por darle cariño a sus hijos, lo hacemos de corazón y los cuidamos como si fuesen nuestros, pero a ellos les importa más que el inodoro esté limpio, la cocina limpia y la comida en la mesa y nos duele. Nos duele la diferencia que hacen con nuestro trabajo y el de otras personas”, concluyó.
Por esto y más, el 8 de julio se concentrarán el Parque San Martín para hablar y manifestarse. Llevarán carteles, repartirán folletos para informar a la población en general la situación que viven.