Claudio Javier Tarifa, dueño de un drugstore de barrio Mosconi, en el norte de la ciudad, fue noticia en los últimos días a partir de un juicio seguido en su contra por el delito de abuso sexual en perjuicio de una joven empleada, a quien contrató para que le ayude los fines de semana en un drugstore.
La víctima, según lo ventilado en el debate, información a la que tuvo acceso InformateSalta, es hija de una amiga de larga data del acusado. El sujeto fue descubierto por la misma víctima el día 28 de mayo de 2022 cuando tocaba sus partes íntimas, aprovechando que ella se había quedado dormida.
Esa noche, la joven contó que tenía una cita previa con amigas, por lo que avisó que iba a llegar más tarde del horario de que cumplía, entre las 0 y las 6. La noche del hecho, llegó a las 1.30, pero no hubo regaños ni caras de reprobación de su jefe, por el contrario, le ofreció una lata de una bebida con poca graduación alcohólica, pero la empleada solo bebió un poco, hizo sus tareas y se recostó en un sillón, donde se durmió.
Casi a la hora de marcharse, la joven comenzó a despertarse, circunstancias en que, para su horror, se vio con el cierre del pantalón abierto, pero no sólo eso, sino que su jefe acariciaba su ropa interior por encima, sin darse cuenta de que ya estaba despierta, aunque no demoró mucho.
Según el testimonio de la joven, el acusado, al ver que ya estaba despierta, sacó sus manos y se hizo el distraído, diciéndole: “andá yendo nomás”, por la hora de salida. La víctima, en shock por lo sucedido, se levantó, fue al baño y luego se fue entre llantos.
Al llegar a casa, a las pocas cuadras, le contó a su madre sobre el abuso sufrido a manos de su jefe, circunstancias en la que rememoró otro episodio previo, cuando en otra jornada de trabajo, al despertarse descubrió que tenía el cierre abierto y el botón de su jean desprendido.
Antecedentes
Cuando sucedió, la joven creyó que había ido al baño y cuando salió no acomodó bien su ropa, pero con lo sucedido le dijo a su madre que no habría sido la primera vez que su jefe abusó sino que habría intentado hacerlo antes, pero no llegó a pescarlo como si sucedió la noche del 28 de mayo.
Como suele suceder, la joven evitó cualquier contacto con el comerciante, aunque su madre si le exigió explicaciones de su accionar, a lo que el acusado se hizo el desentendido y adujo que no recordaba ni sabía qué pudo haberle pasado a su hija.
Dada la afectación sufrida, la joven se presentó en la policía el 31 de mayo y radicó la denuncia en contra de su empleador, lo que activó una investigación penal que fue encabezada por el fiscal Rodrigo González Miralpeix, quien mantuvo en el juicio la acusación y logró la condena de Tarifa de un año de prisión por el delito de abuso sexual simple.