El Gobierno Nacional inauguró este lunes en Córdoba la reversión del Gasoducto Norte, obra clave para transportar el gas natural de Vaca Muerta a siete provincias del norte argentino, entre las que se encuentra la provincia de Salta, y sustituir importaciones por el equivalente a USD 1.000 millones, según la estimación oficial.
Se trata de una de la obra pública más importante que sobrevivió a la motosierra que aplicó sobre el gasto Javier Milei, y que implicó un cambio en el sentido del flujo al ducto que durante 18 años –hasta octubre pasado– trajo fluido desde Bolivia y que ahora abre la puerta para que en algún momento la Argentina pueda exportar a Brasil.
Del acto realizado en la ciudad de La Carlota, donde comienza el ducto, participaron del jefe de Gabinete, Guillermo Francos; el vicejefe de Gabinete del Interior, Lisandro Catalan; el ministro de Economía, Luis Caputo, junto al secretario de Coordinación de Energía y Minería, Daniel González; la flamante secretaria de Energía, María Tettamanti. También estuvieron el gobernador cordobés, Martín Llaryora; la intendente Natalia Bellón, además de las autoridades de las contratistas Pampa Energía, Sacde y Techint, entre otros.
La obra aportará 5 millones de metros cúbicos diarios de gas y existe la posibilidad de ampliarlo a otros cuatro millones en una segunda etapa. El fluido llegará así a hogares, comercios, estaciones de servicio e impulsará el desarrollo de la actividad litífera. Se beneficiarán Córdoba, Tucumán, La Rioja, Catamarca, Santiago del Estero, Salta y Jujuy.
La reversión demandó una inversión de USD 713 millones, de los cuales unos USD 530 millones fueron financiados por el Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF). Había sido impulsada por el exministro de Economía, Sergio Massa, y fue continuada, con demoras, por la actual gestión.
Con el plan original del Gasoducto Norte (desde La Carlota hasta Tío Pujio) se esperaba un ahorro en importaciones por casi USD 2.000 millones anuales desde 2024. Sin embargo, el gobierno anterior no terminó el proceso de licitación de las obras y la gestión de Milei también tuvo demoras para avanzar en ese sentido, por lo que este año hubo que negociar mayor abastecimiento de energía proveniente desde Bolivia y de electricidad desde Brasil.