



El juicio por el brutal asesinato de Jimena Salas, ocurrido en enero de 2017 en la localidad de Vaqueros, Salta, continúa revelando detalles clave. Durante la segunda semana de audiencias, declararon vecinos y peritos, y se conocieron nuevas pruebas que refuerzan la hipótesis de que los hermanos Carlos Damián Saavedra y Adrián Guillermo Saavedra, habrían tenido participación en el crimen.
Un auto sospechoso y un grito desgarrador
Una vecina del barrio San Nicolás relató que, el 27 de enero de 2017 alrededor de las 12:30, mientras se encontraba juntando agua en su pileta, observó un vehículo color champán —similar al que manejaba el esposo de la víctima— realizando una maniobra extraña cerca de su portón. La testigo aseguró no haber podido ver el rostro del conductor, debido al reflejo del sol y los vidrios polarizados, pero sí detalló que llevaba una camisa arremangada y un reloj dorado.
Minutos después de la partida del auto, la mujer escuchó un “grito desgarrador”, que identificó como de un hombre. Aunque su esposo quiso salir a ver qué ocurría, ella lo detuvo por temor a que se tratara de una persona alcoholizada. Él, al declarar, confirmó haber escuchado los gritos entre las 13:00 y las 13:30 horas.

El perrito como señuelo: testimonios coincidentes
Uno de los puntos más inquietantes del juicio es la reiterada aparición de un caniche gris, con collar rojo, utilizado aparentemente como señuelo por el atacante. Varias testigos coincidieron en relatar encuentros con un hombre que se presentaba en el barrio con la mascota, alegando estar buscando a su dueño. Este mismo animal fue fotografiado por los vecinos y luego identificado por peritos como el mismo que aparece en imágenes extraídas del celular de la víctima y de una cuenta de Google vinculada a uno de los imputados, el "Chino" Saavedra.
Sobre este perro, una vecina recordó que Jimena, acompañada por una de sus hijas, se acercó a su casa ese día para preguntarle si el caniche era suyo. Al recibir una respuesta negativa, le dijo que lo publicaría en los grupos de vecinos y se marchó. Pocos minutos después, la testigo escuchó un grito fuerte y vio al esposo de Salas agarrándose la cabeza frente a su vivienda, lo que la hizo pensar que una de las niñas se había accidentado. Luego, la presencia de la ambulancia y de la policía, confirmó la tragedia.
Otra mujer, que cuidaba una vivienda cercana ese día, relató que un hombre se acercó con el perrito y le pidió ayuda. Al no poder quedarse con el animal, le tomó fotos y se las envió a la dueña de casa, quien aseguró no conocer a ningún vecino con esas características. Esta testigo afirmó que, con el paso del tiempo, el rostro de ese hombre le resultó similar al de uno de los hermanos Saavedra.
Una tercera vecina también reportó una experiencia similar: Al ver luego las imágenes difundidas en la causa, identificó al sujeto como la misma persona que la había visitado aquel enero de 2017.

Pruebas tecnológicas y genética forense
Durante un allanamiento en la casa de Javier "Chino" Saavedra, se secuestró una notebook con numerosas búsquedas sobre el caso Salas. Además, se reveló que en 2018 el perfil de Facebook de Saavedra se unió al grupo “Justicia por Jimena Salas” y activó alertas para recibir notificaciones sobre el caso, lo que demuestra un seguimiento activo del crimen.
En cuanto a lo forense, se presentó un dato clave: en la escena del crimen se hallaron muestras de sangre y rastros epiteliales que revelaron dos perfiles genéticos masculinos con correspondencia patrilineal. Uno de estos perfiles coincidió con el perfil genético hallado en una prenda de una de las hijas de la víctima y luego fue vinculado directamente con uno de los imputados.
El dolor y la desconfianza de los allegados
Cecilia, amiga cercana de Jimena Salas, también declaró y recordó que la víctima llevaba una vida tranquila y dedicada a sus hijas pequeñas. "Siempre estaba bien, alegre. Participaba en lo que podía", recordó con la voz quebrada. Sin embargo, expresó su desconfianza en el proceso judicial, especialmente tras el primer juicio en el que el viudo y otro acusado fueron absueltos por falta de pruebas. "No confío en la Justicia, pero estoy acá porque era mi amiga y quiero saber la verdad", afirmó.




























