Del sueño, a la cumbre: Historias de mujeres salteñas que suben montañas y derriban barreras

Se dice que paso a paso se llega a cualquier lado, aunque para llegar a cimas como las del Aconcagua es necesario mucho más que dos piernas dispuestas a caminar. Fuerza, convicción, perseverancia y superación definen la bizarría de mujeres como Mariela del Valle Flores, quien junto a Valeria Heindl y María del Valle Paul vienen de alcanzar la cima del monte Pissis, en Catamarca. Con esta travesía, se convirtieron en el primer grupo exclusivo de mujeres en lograr tremenda conquista.

¿Cómo se verá el mundo desde una cumbre de más de 6000 metros de altura? Se lo consultamos a Mariela, quien hace ya diez años comenzó a hacer sus primeras expediciones.

Mariela del Valle Flores es salteña, tiene 35 años y gran parte de los últimos diez se la pasó escalando picos. Lo que comenzó en el Club Amigos de la Montaña, continuó con salidas entre amigos, a veces para hacer trekking, otras para hacer montañismo, hasta que se sintió perdidamente enamorada de las alturas: “lo que más me fascina son las altas montañas, de 4500 metros a casi 7000 metros”, dice.

“El Llullaillaco fue un antes y un después para mí: un lugar mágico, sagrado. Se sienten muchas cosas, es una montaña que te moviliza”

Mariela habla con total naturalidad acerca de su condición de mujer montañista y resalta que para ella lo más importante es tener ganas, predisposición y fuerza de voluntad. Estas condiciones rigen también a la hora de entrenar y preparar el cuerpo para el desgaste físico que significa llegar a tales alturas.

¿Cómo son las expediciones?

“En las altas montañas uno comienza los ascensos promediando las 4 am, hay que tener una preparación específica por la altura y el entrenamiento físico que te permita cargar con mochilas de más de 20 kg. Se combina la fuerza y lo aeróbico”, nos cuenta Mariela, quien nos detalla cómo se planean salidas que implican días fuera de casa.

“Lo más importante es tener un buen compañero de cordada, tiene que ser gente preparada, de confianza. El compañerismo es fundamental. A partir de eso se hace la parte logística para armar el itinerario y se hace una preparación previa de entrenamiento”, explica.

Ya a los pies de la montaña elegida para conquistar, comienza el ascenso. Según nos cuenta Mariela, a medida que suben van armando campamentos hasta que llegan al día donde hacen el “intento de cumbre”. Todo esto es posible gracias a los equipos que llevan a cuestas, donde son indispensables los crampones, piolets, bastones y las capas de ropa térmica, de pluma e impermeable.

Recordando su reciente experiencia en el Monte Pissis, Mariela nos explica que a medida que se asciende hay que hacer procesos de aclimatación. En este viaje, Mariela fue acompañada por Valeria Heindl y María del Valle Paul hasta el volcán inactivo situado sobre un ramal de la cordillera de los Andes , entre las provincias de La Rioja y Catamarca.

Es la tercera montaña más alta de América, y el segundo volcán más alto del mundo después del Ojos del Salado, de 6.893 metros. Hasta allí llegaron Valeria y Mariela, ya que María del Valle quedó muy cerca y logró ser el respaldo ideal para esta odisea.

“En muchos momentos dudás pero en ese momento hay que sobreponerse porque cuando llegás arriba se siente algo único”

“Siempre paso a paso, con un compañero que te alienta a seguir, hasta que llegás y no lo podés creer. Es algo increíble: de arriba lo ves todo y lo sentís todo”, describe Mariela mientras nos confiesa que ya está tramando nuevos viajes con una de sus compañeras, esperando superar los 7000 metros de altura, siempre con las banderas de la donación de sangre y médula ya que es promotora voluntaria del Centro de Hemoterapia y CUCAI Salta.

Mujeres en las alturas

Este deporte de alto rendimiento pareciera ser un terreno que en América Latina, y en el resto del mundo, está todavía ampliamente considerado como masculino. Sin embargo, osadías como las de Mariela y sus compañeras de escalada demuestran que el cupo femenino es cada vez más amplio dentro de esta práctica.

“Cuando empecé a salir de expedición con mujeres noté la fortaleza interior que tienen. Lo que más destaco es la fuerza de la mujer, superadora siempre. La garra que le ponen es sorprendente, yo aprendo un poco de cada una” finaliza Mariela.

Fortaleza, valentía y ganas de derrumbar barreras es el mensaje que deseamos transmitir en esta fecha que hoy celebramos a través de la historia de estas mujeres, capaces de mover montañas.