Fernando Esteche, líder de la organización extremista "Quebracho", arribará a Jujuy para comandar el próximo sábado una marcha para forzar la liberación de Milagro Sala, con motivo de cumplirse 5 años de detención de la dirigente condenada por corrupción y robo sistematizado a los pobres.
La operación “Milagro Libre” contempla la reivindicación de métodos violentos, los mismos que hermanan las oscuras y trágicas historias que comparten Tupac Amaru y Quebracho. Esto significa que se cortarán calles y puentes, se tomarán a la fuerza espacios públicos y se amedrentará con menazas verbales y físicas a todo aquel que intente siquiera amagar una mirada que no sea del agrado del grupo de tareas más violento y preferido del núcleo duro K con base en el Instituto Patria.
Esteche llegará a Jujuy con el claro mandato de Cristina Fernández y Máximo Kirchner de hacer temblar Jujuy, sin reparar en lo más mínimo en las vidas destruidas de las reales víctimas de Sala y las medidas de bioseguridad para evitar el rebrote de COVID-19, lo que implica una seria amenaza a las instituciones y el estado de derecho en la provincia, como así también el riesgo extremo en detrimento de la salud pública. Ergo, no dejarán nada en pie e intentarán llevarse puesta a la Justicia, las instituciones y la salud de los jujeños.
Todo es parte de un armado de impunidad que incluye el apriete patoteril que viene a hacer Esteche y sus huestes prepotentes acostumbradas a decidir sobre la vida y la muerte de los comunes.
También lo es la proyección esta semana de la película que cuenta la “vida blanca” (si es que la tiene) de Sala, producida y realizada con fondos públicos con el solo propósito de limpiar la imagen de la dirigente presa por sistemáticos y reiterativos actos de corrupción.
Imposible olvidar el proyecto de intervención federal a la Justicia provincial, motorizado por Guillermito Snopek en el Senado de la Nación, con el respaldo de otros socios y secuaces que durante años Milagro supo cosechar en Jujuy.
En este desaguisado se incluye hasta el auto robo perpetrado contra una de las múltiples propiedades que Sala posee en la distinguida zona de los diques, a efectos de levantar una vez más falsas banderas de victimización, lo que no hace otra cosa que revictimizar a las verdaderas víctimas de la violencia que el kirchnerismo enquistó en Jujuy.
Milagro Sala cumple condena de 13 años de prisión, tras ser encontrada jefa de una asociación ilícita y por los delitos de fraude a la administración pública y extorsión, en el marco de la causa denominada "Pibes Villeros".
Párrafo aparte para un oportuno recordatorio: Si Sala no está en un establecimiento penal con presos comunes, es por acción y obra de la fuerte presión ejercida desde el kirchnerismo mediante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos domesticada por Eugenio Zaffaroni Horacio Verbitsky desde el CELS que forzaron el traslado de la dirigente condenada a sus lujosos aposentos de la zona de los diques primero y el barrio Cuyaya después, en una inequívoca manipulación del sistema judicial y penal.
La libertad de Sala a cualquier precio, es una prioridad dentro de la agenda de corrupción, impunidad y revanchismo por la que volvió el kirchnerismo, a tal punto que empuja sobre las cuerdas la conciencia del mismísimo Alberto Fernández, quien deja sobre el ring girones de salud frente a las embestidas brutales de sus “compañeros” del Frente de Todos o, mejor dicho, de algunos. ¿Hasta dónde o cuándo aguantará el presidente con su postura de negar el indulto a los políticos presos? ¿Sala tendrá que seguir esperando la reforma judicial pretendida por Cristina y dibujada ante la consideración pública desde los persecutorios micrófonos empuñados por Víctor Hugo?
Que nadie aquí se equivoque, lo olvide o mire para otro lado: La condena a Sala constituye un hito que, con la Constitución y la Ley en mano, puso punto final a una matriz de corrupción que sometió al pueblo jujeño, despojándolo de paz, esperanza, derechos y dignidad.
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