Argentina es el segundo país con mayor sindicalización de Sudamérica (28%) y uno de los que cuenta con mayor cantidad de organizaciones de este tipo: existen más de 3.000.
Sin embargo, este modelo que cobró extremado impulso a partir del peronismo que basó su modelo de país y armó su base electoral en el apoyo de estas fuerzas, parece sucumbir en el nuevo mundo.
Vivimos un momento histórico donde empiezan a perder fuerza, poder y afiliados; las nuevas modalidades de trabajo los excluye; la sociedad toda los repudia porque durante años quienes los conducen se han perpetuado en el cargo y han vuelto millonarios; la modernización y tecnología los afecta y no logran entender el mundo que se viene; en definitiva, si el sindicalismo argentino no se renueva el futuro no es muy esperanzador.
Por eso, no llama la atención que la actividad sindical, al menos en Salta, se limita a conseguir días de descanso de los afiliados. Son tan limitados y están tan devaluados que pareciera ser el único fin que persiguen, o tal vez alguna marcha o reclamo cerca de la fecha de renovación de autoridades, como para hacerse ver, y paremos de contar.
La actividad sindical, al menos en Salta, se limita a conseguir días de descanso de los afiliados. Son tan limitados y están tan devaluados que pareciera ser el único fin que persiguen.
Estas organizaciones que representan a los trabajadores de los diferentes rubros ante los empleadores, ya sean privados o estatales, y que debieran garantizar la defensa de sus intereses comunes, de sus salarios y las condiciones de vida y laborales, privilegian el descanso antes que nada.
No llama la atención en este sentido, que por ejemplo en Salta se haya dado una semana más de vacaciones a todos los estudiantes de primaria y secundaria, por pedido de los sindicatos de la Educación. Con dos años de pandemia encima, con escuelas que cerraron durante meses, con un modelo educativo que deja más dudas y certezas en cuanto a los aprendizajes y calidad de enseñanza, nos damos el lujo de dar una semana más de vacaciones.
Si bien desde el Ministerio de trató de justificar la prórroga del receso con la necesidad de jornadas pedagógicas, lo cierto es que se cedió a un pedido de los jefes sindicales "preocupados" por los casos de Covid-19 y el desarrollo de la vacunación.
Idéntico pedido hicieron desde el sindicato de trabajadores del Concejo Deliberante de Salta, que esta semana debía volver a trabajar tras el receso invernal.
La sesión ordinaria de este miércoles 28 no se realizará por pedido del sindicato y la próxima sesión será recién el miércoles 4 de agosto. Claro, en la ciudad de Salta no hay problemas ni asuntos que merezcan ser atendidos, todo puede esperar.
Y en épocas electorales, nadie (ni gobiernos nacionales, provinciales o municipales) quieren pelearse con los Gremios, y todos (los que se encuentran en campaña), quieren anotarse un poroto cediendo a esos pedidos de descanso.
Por culpa de los sindicatos, los chicos perdieron una semana más de clases. Por culpa de los sindicatos no habrá sesión del Concejo Deliberante. Por culpa de los sindicatos, cuántas más pierde el país en productividad. Por culpa de los sindicatos... y de los que acceden a sus pedidos.