Más allá de la forma en que sus vidas fueron sesgadas, las muertes de Paola y Alejandra dejaron en evidencia los rasgos más perversos de sus asesinos, dos sujetos que nunca mostraron remordimiento alguno. Por el contrario, buscaron la impunidad a toda costa.
Madre e hijos envenenado
Con crímenes como los de Andrea Neri en manos de Gabriel “Chirete” Herrera durante una visita privada; de Jimena Salas, aún impune; de Paola Alvarez cometido por su novio, Santiago Zambrani; y el de Alejandra Párraga y su pequeño hijo, Amir, envenenados por el periodista, Gaspar Cinco, Salta cierra un año negro en materia de homicidios.
Así lo denotan mensajes con amigos y hasta con la misma Alejandra. Uno de estos mensajes muestra la frustración del periodista tras no conseguir ahogar al pequeño en Dique, pero confirmaría el plan de envenenamiento.
Lo hizo en un cruce de mensajes que mantuvo con un tercero, a quien indagó sobre “venenos”. Este y otros mensajes similares, fueron hallados en el teléfono celular, la última prueba que terminó de hundir al periodista asesino.
Esta imputación tiene que ver con un hecho previo en donde habría intentado quitarle la vida al hijo de su pareja en el dique Cabra Corral. Se suma a la imputación por el doble homicidio doblemente calificado en perjuicio de Alejandra Párraga y Amir.