Famosos adictos al sexo: juegos al límite, fortunas en prostitución y cinturones de castidad
Desde que un medio británico calificó a Michael Douglas como adicto al sexo, fueron muchos los famosos que reconocieron el mismo problema, con manifestaciones de todo tipo.
Medios13/09/2020Desde que un medio británico calificó a Michael Douglas como adicto al sexo, fueron muchos los famosos que reconocieron el mismo problema, con manifestaciones de todo tipo. Listado de amantes, adicciones virtuales y reales, tratamientos y negaciones. Porque a la hora de experimentar excesos y fantasías, Hollywood no parece tener límites, aunque no importe quién se ponga adelante y hasta pueda causar la propia muerte.
Michael Douglas.
En una de sus ediciones de 1993, el periódico The Sun publicó la información de que Michael Douglas era adicto al sexo, entre otros excesos por los que transitaba el actor en aquellos años. Al principio decidió desmentir al periódico, pero después terminó aceptándolo. “Yo tenía un problema de alcohol. Bajos Instintos apenas se había estrenado y no recuerdo al ingenioso editor que estaba en Londres, pero surgió lo de la adicción al sexo. Se convirtió en una nueva enfermedad. Nadie había escuchado sobre eso hasta entonces, pero se quedó pegado a mí, y aún surge de vez en cuando”.
Lo concreto es que el actor se internó para rehabilitarse por su adicción e incluso fue más lejos: aseguró que había contraído el cáncer de próstata por la forma y la cantidad de veces en las que había practicado sexo oral. Con esta confesión, dijo que buscó concientizar sobre los cuidados a la hora de tener relaciones. Una vez que pasaron tantas tormentas, el año pasado Michael celebró sus 75 en compañía de Catherine Zeta Jones, uno de los matrimonios a prueba de Hollywood.
Lindsay Lohan.
La heroína de Cupido Motorizado, otra abonada a los excesos, no podía quedarse afuera en este ítem. En 2013 trascendió una lista de 150 nombres con los que la actriz habría tenido sexo, entre ellos algunos híper famosos como Ashton Kutcher, Joaquin Phoenix, Justin Timberlake y James Franco, uno de los pocos que negó haber tenido un encuentro de ese tipo. ¿Y qué dijo la propia Lindsey? Que todo lo que decía allí era cierto, que había tenido una adicción al sexo y que eso formaba parte de un paso en su etapa de rehabilitación, pero que haberla dado a conocer no estaba en sus planes. “Alguien debió robarla, no es una broma, fue cruel y es mal karma para quien quiera que lo hiciera”.
Sólo ella sabe si siguió engrosando la lista y con qué nombres. Lo cierto es que hoy, la actriz luce algo más aplacada que en sus años locos, con nueva canción recién salida del horno y entregada al yoga y a la espiritualidad.
David Duchovny.
El actor que personificó al agente Mulder de los X Files y Téa Leoni eran una de las parejas más sólidas de Hollywood. Llevaban poco más de diez años de casados, dos hijos y dos carreras ascendentes hasta que todo se derrumbó.
En 2008, el abogado del actor informaba que David entraba en una clínica de rehabilitación por su adicción al sexo. Los rumores estallaron y el Daily Mail se animó a ponerle nombre a la historia: Edit Pakay, una entrenadora de tenis que compartía con el actor la pasión por el deporte blanco. Sin embargo, ambos aseguraron que la relación sólo era red de por medio, y obligaron al periódico a retractarse.
¿Qué había pasado entonces? Duchovny aceptó tener un problema de índole sexual pero negó haberle sido infiel a su esposa. Lo que no podía controlar era su adicción a la pornografía en Internet. Luego de la rehabilitación intentaron recomponer el matrimonio pero algo ya se había roto y en 2014 firmaron el divorcio.
Britney Spears.
La “princesa del pop” supo caer y levantarse más de una oportunidad. Los medios la mostraron radiante y demacrada, en la cima y en el suelo. Y como suele pasar con las estrellas, siempre hay alguien dispuesto a sacar una tajada. El que destapó la olla de su desenfreno sexual fue Francisco Flores, quien trabajó como guardaespaldas y en 2012 amagó con publicar un libro sobre la alocada vida de su patrona, quien había contado que tenía cierta adicción al sexo.
El problema surgió cuando Flores denunció a la diva por acoso sexual. La cantante desestimó la denuncia, a pesar de que el hombre aseguraba tener material fotográfico y pruebas contundentes sobre orgías con alcohol y drogas y juegos eróticos en camas redondas. El libro nunca vio la luz y el conflicto se solucionó en la corte, con un buen arreglo económico. Por las dudas, la cantante impuso en su espectáculo de Las Vegas una disciplina de tipo castrense. Nada de sexo alcohol o drogas entre sus bailarines.
Charlie Sheen.
De todos los escándalos por los que atravesó el actor de Pelotón y Two and half men el sexual es de los más condenables. Y no por una cuestión de pacatería. En su prontuario, Sheen tiene graves denuncias por acoso sexual y por tener relaciones sin preservativo, aún sabiendo que era portador del virus del HIV positivo, y sin contárselo a sus ocasionales compañías.
Sheen hizo público su condición en 2015, cuando hacía cuatro años que se lo hayan consultado y cuando aseguraba haber gastado diez millones de dólares en callar potenciales extorsionadores. Según su palabra, las 200 parejas sexuales que calculó en ese tiempo sabían su condición y que el sexo siempre había sido con protección, algo que fue refrendado por algunas de ellas. El daño ya estaba consumado, pero al igual que ocurrió con Douglas, su visibilidad al menos ayudó a volver a concientizar sobre los riesgos del HIV y la importancia del uso del preservativo. Aunque para nada lo exime de culpa y cargo
Ozzy Osbourne.
En 2012, el líder de Black Sabbath ya no era propiedad de las huestes de metal sino un simpático personaje ATP gracias al reality familiar The Osbournes, que protagonizaba con su esposa Sharon y sus hijos Kelly y Jack. Fue por ese entonces cuando estalló el escándalo de una relación extramatrimonial de cuatro años que llevaba con su joven peluquera, Michelle Pugh, y que amagó con poner fin a un matrimonio de tres décadas.
Acorralado por la situación, Ozzy se sometió a tratamiento y le diagnosticaron un trastorno llamado “hipersexualidad” o “dependencia sexual”, según el cual era incapaz de controlar el comportamiento sexual, y realizó una terapia por más de seis meses. Sharon lo perdonó y volvieron a estar juntos. “Simplemente no me puedo imaginar la vida sin él. A pesar de que sea un perro sucio”
Kim Catrall junto a Sarah Jessica Parker.
Antes de convertirse en la femme fatale de Sex and the City, Kim ya había despertado fantasías con su orgasmo en la picaresca Porky’s a comienzos de los 80. ¿Pero cuanto de sus personajes había realmente en la vida sexual de Kim? La actriz aprovechó el combo y en 2012 publicó “Satisfacción: el arte del orgasmo femenino”, escrito a cuatro manos con su esposo, Mark Levinson Lejos de un derrotero de fantasías sexuales, el libro da cuenta de sus propias insatisfacciones y que no fue hasta sus 42 que supo lo que realmente era un orgasmo. El libro terminó de poner fin a un matrimonio ya maltrecho por la exigencia de su papel en la serie. Ella sintió que había tenido suficiente de su intimidad, mientras su esposo quiso seguir explotando esa imagen en la pantalla chica.
Quizás como venganza, y aprovechando la delgada línea de fantasía y realidad, en 2016 publicó “Inteligencia sexual”, basado en las aventuras de su personaje, Samanta Jones y con una ilustración de su cuerpo desnudo en la portada. “He tenido sexo con todo tipo de hombres. Jóvenes y maduros, millonarios y ejecutivos, obreros, granjeros, camareros, bomberos, modelos, músicos, mensajeros y ayudantes de oficina. Es increíble la cantidad de tipos sexys que pueblan la Gran Manzana”, dijo Kim personificando a Samantha y alimentando las fantasías.
David Carradine.
El 4 de junio de 2009 el actor de Kung Fu fue encontrado muerto en un hotel de lujo de Bangkok. Estaba en el armario de su habitación, con el cuerpo desnudo y una cuerda alrededor del cuello y los genitales. Según el parte del hospital, el actor murió de una repentina falta de oxígeno y su cuerpo no mostraba signos de accidente cerebrovascular.
Las hipótesis vinculadas al suicidio y al asesinato pronto dejaron su lugar a una práctica sexual consistente en hacer coincidir el orgasmo con la sensación de asfixia. Cuando trascendió el expediente de divorcio con Marina Anderson, su esposa entre 1998 y 2001, ya no quedaron dudas. “El seguimiento de su repugnante y anormal comportamiento sexual, que era potencialmente letal, también condujo a dificultades en nuestras relaciones”, constaba en el documento. Allí también se da cuenta que el actor le había sido infiel con una relación incestuosa con “un miembro muy próximo de la familia”, y que ella había insistido en que busque ayuda profesional. Algo a lo que David nunca hizo caso. /Infobae