El dramático relato de una de las supuestas víctimas de abuso del padre Chauque Perales

El joven relató que el sacerdote lo forzaba a sentarse en su falda y lo sometía a tocamientos en la cola y la entrepierna cuando no había nadie en la Vicaría. Incluso señaló que el acoso continuó a través de las redes sociales.

Justicia 29/10/2020
curaChauquePerales

Luego que la justicia detuviera e imputara al Padre Horacio Chauque Perales, de 33 años, por abuso de dos jóvenes con los que se vinculó en dos parroquias distintas entre los años 2014 y 2017, InformateSalta accedió al estremecedor testimonio de una de sus presuntas víctimas.

A fines de septiembre de 2019, y después de una difícil adolescencia debido a los abusos sexuales sufridos cinco años antes en la Vicaría de Cristo Rey en Villa Los sauces, un joven se presentó en la justicia y comenzó a correr el velo en torno a este joven sacerdote de 33 años con cara de “bonachon”.

Chauque Pereales, quien entonces recorría sus primero años como prebístero, se mostraba amable y samaritano, dispuesto a ayudar a todos y en todo momento. Así, captó a un niño de 13 años, cuya madre, que era muy devota de la vicaría y solía alentar a su hijo para que estuviera todo el tiempo posible en la parroquia.

Concluidas las clases de catequesis y alentado por sus nuevos amigos de la parroquia, decidió seguir con el grupo y así se convirtió en “ayudante” y después en “catequista”, con lo cual comenzó a tener relación directa con el acusado.

Así, y con el tiempo, Chauque Perales se ganó la confianza y cariño de este catequista, a quien, un día, en 2014, le pidió el número de su teléfono celular para llamarlo cuando lo necesitara para oficiar misas en la parroquia, una antesala de los abusos que vendrían después.

Fue entonces que los llamados comenzaron a sonar. Pero cada vez que su catequista se presentaba, resulta que no había nadie más. La primera vez que fue en su auxilio, el padre Horacio esperó a que el chico estuviera cómodo, para luego sujetarlo del brazo y lo forzó a sentarse en su falda.

Me agarró del brazo y me sentó arriba de él, encima de una de las piernas mientras me frotaba la nalga y la entrepierna”, recordó el joven. En otras ocasiones, solía ubicarlo de manera que ambos se miraran de frente, para luego comenzar con los abusos.

“Empezaba a tocarme el lomo y bajaba por la espalda hasta la nalga y tocaba mi entrepierna”. Para bajar la tensión en su víctima, el sacerdote comenzaba a hablarle de varios temas, aunque no dejaba de frotarle la nalga, incluso “me daba nalgadas”.

Esta clase de abuso sexual, como lo afirmado en la denuncia, se tornaron frecuentes y siempre sucedían cuando en la vicaría no había nadie más. La modalidad se repetía en cada encuentro. El sacerdote sentaba en sus piernas a su víctima, para luego comenzaron con los tocamientos, tanto en la cola como en la entrepierna.

El acusado solía dejarlo que use su computadora, aunque para ello debía estar sentado en sus piernas, momento que aprovechaba para seguir con los abusos, los que terminaban abruptamente cuando escuchaba ruidos de terceros en la parroquia. “Cuando yo estaba sobre él y venía alguien me hacía saltar como resorte”.

El joven catequista relató que Chauque Perales mantuvo los sometimientos hasta que fue trasladado a otra parroquia, aunque mantuvo el acoso a través de las redes sociales con insistentes mensajes. Todos, para que lo fuera a visitar en su nuevo destino religioso.

Luego de algunos años, sin embargo, ambos se volvieron a encontrar. Fue en pleno centro, oportunidad en la que sólo hubo cruces de miradas y un mensaje por Facebook posterior enviado por el sacerdote a su “negrito hermoso”, como solía decirle. Esta vez, no lo pidió que lo visite sino que no diga nada.

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