Veterinarios y organizaciones proteccionistas remarcaron que el aumento de los perros abandonados y los ataques que los animales pueden producir parten de una misma causa, la “tenencia irresponsable”, y recordaron que en los últimos 13 años se produjeron 86 muertes por mordeduras en el país.
Luego de que se conociera el caso de Florencia Elizabeth Ledesma, quien sufrió el ataque de siete perros hasta causarle la muerte en San Juan, el médico veterinario Juan Enrique Romero diálogo con Télam sobre la problemática y consideró que “hay una tutoría irresponsable, donde pensamos que el perro se cría solo. Y hay que educarlo, sociabilizarlo, deben salir con correa, collar y bolsa. Esto es responsabilidad social”.
Así, el coordinador del Programa Nacional de Tenencia Responsable y Sanidad de Perros y Gatos del Ministerio de Salud de la Nación comentó que “registramos 86 muertes en los últimos 13 años por accidentes con perros en Argentina”.
Frente a este escenario, remarcó que “en los ataques casi el cien por ciento hay un dueño irresponsable y el 85 por ciento es de un perro conocido”.
“En Argentina existen perros abandonados pero hay un abandono particular que es el perro semidomiciliado, es decir, el perro que a las 8 de la mañana se le abre la puerta y pasea por todos lados en vez de quedar contenido en el domicilio, así queda suelto a su libre albedrío y provoca el aumento de posibles mordidas”, agregó.
Sobre el caso de San Juan, que continúa en investigación, Romero aclaró que “si son perros silvestres, constituyen manada estable y tenés que encontrarlos en un radio de cinco kilómetros a la redonda, si no los encontrás es que están guardados en un domicilio, donde tenés que ir casa por casa y buscar al tutor, que es el responsable del homicidio”.
Con motos y drones, la policía de San Juan trató infructuosamente de encontrar a la jauría. No halló a animales sueltos en las inmediaciones donde murió Florencia Ledesma, por lo cual se agigantaron los interrogantes.
Los fiscales que iniciaron una investigación ordenaron que efectivos de la Comisaría 18, el Grupo Especial de Rescate (Geras), bomberos, la Policía Ecológica y la División Criminalística, trabajen en la zona del descampado. Sin embargo, desde el martes por la mañana en que comenzaron a desplegarse en el departamento Albardón, 15 kilómetros al norte de la capital de San Juan, en la zona de la Villa Ampakama, no obtuvieron novedades.
“Buscan mal”
El trabajo tuvo cuestionamientos también. “Están buscando mal”, aseguró la proteccionista sanjuanina Emilia Merino. “Veo por las noticias que los están buscando con drones. No sé de dónde han sacado esa idea, son perros cimarrones, con el oído superdesarrollado. Por ahí un perro doméstico que está acostumbrado al ruido del televisor no le va a dar bolilla al ruidito de un drone, pero un cimarrón se va a meter a su cueva o se va a aplastar, y por mejor cámara que tenga el drone no lo van a encontrar”, opinó.
“Otra cosa que vi es que los están buscando con caballos —amplió la activista—. Cuando los encuentren, si no los saben manejar, los perros van a atacar al caballo, este va a corcovear, la persona se va a caer y van a estar frente a otro ataque», advirtió.
“No es tan simple decir ’los buscamos y los matamos’. De día los perros no van a salir; van a esperar a la noche. Además, si el hermano de la chica hizo disparos, los perros al menor ruido se van a asustar y se van a escapar”, afirmó.
Para la proteccionista Merino, las jaurías se formaron en esa zona porque hay muchos basurales donde se tiran perros.
Fenómeno urbano
Alejandra Condoleo, integrante de Todo por Ellos, una agrupación proteccionista que opera en la zona norte de la provincia de Buenos Aires, comentó que “hay mucha tenencia irresponsable. Lo que está sucediendo ahora es gente que se muda, no los llevan y los dejan en la calle. Gente mayor o enferma muere y sus familiares los dejan en la calle. Así. todos van a parar a la calle”.
En este sentido, reconoce que “hay una impunidad absoluta, las personas lo hacen con toda tranquilidad, y que si el perro está suelto, no se puede controlar a quién pertenece y nadie se hace cargo, provocando que no haya una penalización para la persona, sino que siempre paga el animal”.