Ayer, varios líderes de distintas comunidades Wichi de Coronel Juan Solá, en Morillo, denunciaron el flagelo de las drogas entre sus jóvenes. Aparentemente, varios menores de edad tuvieron que ser hospitalizados hace algunos días con diagnóstico de quemaduras por inhalación de vapores de nafta, una adicción que ya hace algún tiempo preocupa a los dirigentes de las comunidades.
Según la denuncia de uno de los referentes, hace menos de un mes, un joven habría perdido la vida a raíz de las quemaduras sufridas por la mencionada adicción al combustible. Al parecer, la mayoría de los niños de aproximadamente 15 años de la comunidad, se reúnen a compartir nafta para ser inhalada.
También, detalla la fuente, hay otras dos niñas internadas por el mismo motivo, mientras que otro caso se refiere al hijo de una conocida dirigente, el cual se quemó casi todo el cuerpo por la misma sustancia.
Este terrible flagelo azota a los pueblos originarios, quienes además deben luchar contra la desnutrición, la deshidratación, el alcoholismo, la precaria asistencia sanitaria, entre otras penurias que las comunidades deben sobrellevar para poder subsistir.
Un conocido representante de la etnia aseguró que “la juventud de su comunidad está siendo diezmada” y además denunció que los funcionarios que deberían hacerse cargo “ni siquiera atienden el teléfono. Es tan indiferente el trato que nos dan, que no hay forma de que nos escuchen”, expresó indignado en una entrevista con un medio local.
Asimismo, recalcó que "ya denunciamos la falta de agua, las enfermedades, la drogadicción, la muerte por inhalación de nafta, y ahora la prostitución infantil que se ve a toda hora en este y otros pueblos y nadie hace nada por nosotros”, enumeró verborrágica y coléricamente para dar cuenta de la situación actual con la que conviven los pueblos originarios.