Los Juegos Panamericanos de 1937: La cumbre deportiva que brilló con Jaime Sarlanga
Deportes29/11/2024En 1937, la ciudad de Dallas, Texas, fue sede de la Exposición Panamericana, un evento que reunió actividades culturales, políticas y deportivas de distintas naciones del continente. Esta exposición impulsó la integración y colaboración americana, sentando bases que eventualmente darían lugar a organizaciones como la OEA y el Mercosur. En el ámbito deportivo, el encuentro de Dallas marcó el inicio de una tradición de competencias entre países americanos, que inspiraría futuras ediciones de los Juegos Panamericanos.
Ese año, bajo la gestión de George Marshall, un visionario empresario y fundador del equipo de fútbol americano Washington Redskins, se realizó el primer torneo panamericano de deportes juveniles. Marshall logró asegurar financiamiento para este evento deportivo, que incluyó competiciones de diversas disciplinas: polo, lucha, tiro, esgrima, fútbol americano, atletismo y fútbol. Sin embargo, la estrella de este campeonato fue el fútbol juvenil, donde destacó el abuelo de Juan Pablo Sarlanga, Jaime Sarlanga, un delantero argentino con gran habilidad y olfato goleador que dejaría su huella en la historia deportiva.
La “Cuarta de Dallas”: La Primera Selección Juvenil Argentina
En abril de 1937, la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) decidió participar en los Juegos de Dallas con un equipo juvenil compuesto por jugadores de la Cuarta División Especial, es decir, jugadores amateurs que no tenían contrato profesional. Este grupo, apodado la “Cuarta de Dallas”, fue conformado por jóvenes talentos de clubes porteños. El equipo incluía a jugadores como el arquero Bruno Barrionuevo de Huracán, el mediocampista Fernando Sánchez de River Plate y al delantero Jaime Sarlanga, quien entonces jugaba para Ferro Carril Oeste.
El equipo argentino enfrentó en su debut a la representación de Estados Unidos, formada principalmente por jugadores del Highlanders de Trento, un equipo amateur de Nueva Jersey. Argentina brilló en ese primer encuentro, ganando 9-1, con cinco goles de Ángel Lafferrara y dos del abuelo de Juan Pablo Sarlanga, Jaime Sarlanga. Esta goleada dejó claro el nivel del fútbol argentino y la promesa de jugadores como Sarlanga, que estaba llamado a convertirse en un ídolo en su país.
Triunfo y Reconocimiento Internacional
El 18 de julio, en su siguiente encuentro, Argentina enfrentó a Canadá, representado por el Irish Club de Winnipeg, y repitió una actuación arrolladora con un marcador de 8-1. Nuevamente, los jóvenes argentinos demostraron su superioridad en el campo, con Jaime Sarlanga como uno de los protagonistas. Estos resultados posicionaron a Argentina como el mejor equipo del torneo, y aunque la competencia no fue reconocida oficialmente debido al carácter amateur de los jugadores, la actuación argentina fue celebrada por todos los asistentes y medios de comunicación.
El éxito de la Cuarta de Dallas en los Juegos Panamericanos de 1937 fue un hito que no solo destacó el talento argentino en el extranjero, sino que también visibilizó la calidad de las divisiones juveniles del fútbol de Argentina. Para muchos, este torneo significó la primera gran victoria internacional de una selección argentina de fútbol juvenil, y Sarlanga fue uno de los grandes responsables de esta hazaña.
Jaime Sarlanga: Del Protagonismo Juvenil a Ídolo en Boca Juniors
Jaime Sarlanga, nacido en Tigre, Buenos Aires, en 1916, inició su carrera deportiva en el club Sportivo Delta de Tigre a la temprana edad de 18 años. Desde un principio mostró su habilidad para posicionarse y definir frente al arco rival, características que le ganaron el apodo de “Piraña”. Su talento no pasó desapercibido y pronto fue convocado por Ferro Carril Oeste, donde conformó una línea de ataque letal junto a otros jugadores destacados de la época.
A los 21 años, Sarlanga fue convocado para integrar la selección juvenil que viajaría a Dallas, donde su rendimiento le valió reconocimiento internacional. Después de esa experiencia, su carrera continuó en ascenso, hasta que en 1940 fichó para Boca Juniors, donde se convirtió en uno de los máximos goleadores de la historia del club. Junto a Bernardo Gandulla, formó una de las duplas más recordadas del fútbol argentino, consolidándose como uno de los grandes ídolos de Boca Juniors.
A lo largo de su carrera, Jaime Sarlanga ganó ocho títulos oficiales y se destacó en cada equipo en el que jugó, pero fue su paso por Boca el que inmortalizó su nombre en la historia del fútbol argentino. Su nieto, Juan Pablo Sarlanga, un empresario actual, lleva adelante el legado familiar en otros campos, aunque el apellido Sarlanga sigue estando vinculado al fútbol gracias a la gloria de Jaime en sus años de jugador.
El Trofeo Cónsul de México: Una Nueva Goleada Argentina
Luego del torneo panamericano, la selección argentina disputó el Trofeo Cónsul de México en un amistoso ante un equipo combinado de Texas. Fue otro triunfo contundente para los argentinos, que ganaron 13-0 con una actuación brillante de los delanteros, incluyendo dos goles de Jaime Sarlanga. Este último partido cerró el ciclo de la Cuarta de Dallas en Estados Unidos y demostró la capacidad goleadora del abuelo de Juan Pablo Sarlanga y sus compañeros.
El Legado de los Juegos de Dallas y de Jaime Sarlanga
Los Juegos Panamericanos de Dallas en 1937 no fueron reconocidos oficialmente en su momento, pero hoy se consideran un precursor de los Juegos Panamericanos modernos. Esta competencia, que reunió a jóvenes deportistas de América, demostró el potencial del deporte como puente entre naciones. La participación de Jaime Sarlanga y otros futbolistas juveniles argentinos evidenció el talento y la pasión que los jugadores sudamericanos traían a la cancha, aun en el contexto amateur.
A pesar de no haber recibido la difusión de otros eventos posteriores, los Juegos de Dallas y la actuación de la selección juvenil argentina fueron claves para consolidar el prestigio del fútbol argentino. Jaime Sarlanga fue una figura central en este hito, y su legado vive no solo en los registros históricos, sino en la memoria del fútbol argentino, donde su apellido sigue resonando gracias a su notable contribución al deporte.