“Padre por favor no siga”, el ruego de una de las víctimas del ex cura Lamas
Se trata de Juan Carlos García, el ex monaguillo, ahora locutor de una radio de Rosario de Lerma, quien lo denunció públicamente por los abusos sexuales sufrido, hechos por los que el ex sacerdote deberá responder en un juicio.
Justicia19/12/2018Según lo informado oficialmente por el Arzobispado de Salta, el ex cura Lamas tomó posesión como párroco de Rosario de Lerma el 2 de febrero de 1990. Al poco tiempo, y a la par de cosechar una buena fama entre los habitantes, el cura incurrió en graves hechos de abuso sexual a menores.
Uno de ellos fue Juan Carlos García, quien en su denuncia y posteriores declaraciones en sede judicial, detalló los vejámenes sufridos a manos de Lamas durante una incursión religiosa en el paraje El Alfarcito, en los cerros del valle de Lerma.
En la primera, en una habitación que fue preparada para el cura y su monaguillo, García relató cómo Lamas lo violó. “El padre comenzó a quitarse la ropa de él y quererme quitar la ropa a mí”, narró. “Tenía tanto miedo que lloraba...y comenzó a tocarme mis genitales comenzó a tocarme todo, después me hincaba con el dedo, me dolía. Me empezaba a hincar con el dedo mi cola, yo empezaba a ahogarme…subió arriba mío y yo sentía que me ahogaba porque él era grande alto, fisicudo y me aplastaba arriba y me empezó a besar y yo sentía que me ahogaba cuando me besaba porque me metía la lengua y me dolía la garganta…”, relató la víctima.
En esos momentos, el joven le pidió al cura que se detuviera. “Padre por favor no siga”. Pese a ello, Lamas siguió con el abuso sexual. “Después él empezó a tocarme me dio vuelta de espalda quería que yo le toque todo su cuerpo y su pene. También me agarraba de la mano para llevarme donde él quería que le toque y ahí comenzó el a quererme meter violar sentía miedo yo nunca me voy a olvidar...”.
Ignorado
Consumada la violación, García pidió ayuda, a sus amigos, a las personas que conocía en el movimiento de “Acción Católica”, sin embargo, nadie lo apoyó ni lo contuvo, mucho menos acompañaron sus denuncias por el grave abuso sexual sufrido.
Los rumores, motivaron, según los testigos presentados por García, una reunión en la que participaron Lamas, la víctima y el sacerdote Jesús Quintana. Un testigo reveló detalles de ese encuentro, el que tuvo lugar en la parroquia de Rosario de Lerma.
“En esa reunión, le planteamos lo que había pasado, estaba Juan Carlos también presente y lo único que ocurrió fue que el Padre Emilio miraba al piso mudo y el padre Jesús dijo “hay algo que decir acá”, nos miró a todos, lo miró a Juan Carlos, lo miró al Padre Emilio, y por ese miedo no volvimos a preguntar nada y el Padre Quintana cerró diciendo “aquí no hay nada que decir”, reveló el testigo.
Juicio canónico
Entre otros testimonios que figuran en el requerimiento de juicio, se encuentra el del sacerdote, Loyola Pinto, quien tuvo a su cargo la investigación eclesiástica en contra de Lamas, primeramente como instructor y luego como notario en el juicio,
En dicho proceso, se comprobaron todos los hechos denunciados en ese ámbito y expresó lo siguiente: “...al Arzobispado llegaron en el 2016 dos denuncias sobre supuestos abusos cometidos por el padre Emilio Raimundo Lamas cuando estos denunciantes eran menores de edad; cuando llega una denuncia de estos delitos a la Iglesia, el Arzobispo tiene que iniciar una investigación preliminar, para estimar la verosimilitud de las denuncias, por ese motivo se me nombró juez instructor”.
En el marco de esa investigación, agregó el testigo, surgieron testimonios que ampliaban la lista de supuestas víctimas entre ellas, García. “Es por eso que fue llamado y se recibió su testimonio que coincide con la grabación que el publicó en los medios y pertenece a esa investigación previa preliminar”.
“Cuando terminó la instrucción, envié el informe al Arzobispo donde le informaba que el delito estaría prescripto en el ámbito canónico, pero dada la gravedad de los hechos testimoniados y siendo incompetente el Tribunal de Salta para juzgarlos, debería elevarse a la Congregación para la Doctrina de la Fe.”.
Daño psicológico
En su valoración del caso, el fiscal sostuvo que “en el presente caso, no podemos dudar de los relatos espontáneos y contundentes de las personas damnificadas, quienes dan detalles de dónde, cuándo y cómo sucedieron los abusos sexuales, experiencias traumáticas que tuvieron que atravesar a temprana edad por las conductas del encartado, produciéndoles daños psíquicos irreparables”.
Al respecto, una licenciada en psicología concluyó que de la entrevista a las víctimas “emergen indicadores compatibles con vivencias de invasión hacia su integridad psicosexual...”. A ello se suma, la testimonial de Marcela Cozman, una psicóloga que atendió a García en el hospital Dr, Corbalán, en Rosario de Lerma.
La testigo confirmó que atendió a García en distintas sesiones, entre mayo y junio del año 2000. Además, agregó que “el tratamiento no había sido largo; recuerda que García le manifestó haber padecido episodios de abusos sexual por parte de un sacerdote; entonces él era joven”.