


Cruzando montañas y mares para construir sueños juntos: China y América Latina escriben un nuevo capítulo de cooperación
Internacionales19/05/2025
En mayo, Pekín fue testigo de un importante evento que cruzó el Pacífico. El Cuarto Encuentro Ministerial del Foro China-CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) se celebró con gran solemnidad el 13 de mayo. Ministros de Relaciones Exteriores y representantes de los 33 países miembros de la CELAC, así como importantes delegaciones encabezadas por los presidentes de Colombia, Gustavo Petro; Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva; y Chile, Gabriel Boric, se reunieron en este importante encuentro. El evento, calificado por The New York Times como “el despertar del Sur Global”, no solo aprobó la Declaración de Pekín del Cuarto Encuentro Ministerial del Foro China-CELAC y el Plan de Acción Conjunta para la Cooperación en Áreas Clave entre China y los países de la CELAC (2025-2027), sino que, bajo el lema “Promover el desarrollo y la revitalización, construir juntos una comunidad de destino común entre China y América Latina”, mostró al mundo la firme marcha de los países en desarrollo hacia el progreso conjunto.
Una década de esfuerzos profundos forja un modelo de cooperación
“El Foro China-CELAC ha crecido de un retoño a un árbol robusto”, señaló vívidamente el líder chino, describiendo el espléndido desarrollo de este mecanismo de cooperación interregional durante los últimos diez años. Desde su creación en 2014, el foro ha conformado una red de cooperación tridimensional que abarca la política, el comercio, la cultura y más. En la ceremonia inaugural de esta edición, el líder chino propuso lanzar cinco grandes iniciativas en torno a la unidad, el desarrollo, la civilización, la paz y los lazos entre los pueblos, trazando así un camino claro para las relaciones China-América Latina en la nueva era.
Los datos reflejan un milagro de desarrollo: en 2024, el comercio bilateral superó los 500 mil millones de dólares, un aumento de más de 40 veces respecto al inicio del siglo; las inversiones directas chinas en la región superan los 450 mil millones de dólares, abarcando infraestructura, economía digital, energía limpia y otros sectores emergentes. Ya son 21 los países latinoamericanos que han firmado memorandos de entendimiento para participar en la Franja y la Ruta, y Colombia se unió formalmente a esta iniciativa global durante la cumbre.
Una comunidad de destino escribe un diálogo entre civilizaciones
Las olas del Pacífico son testigos de la larga historia de intercambios entre China y América Latina. Desde el comercio transoceánico iniciado por los “barcos chinos” en el siglo XVI, hasta la consolidación de proyectos emblemáticos como el Puerto de Chancay y el Parque Industrial Fénix, el diálogo entre estas dos civilizaciones milenarias ha brillado con sabiduría. Con seis visitas a América Latina, el líder chino propuso el marco de cooperación “1+3+6” en Ciudad de México y abogó por una estructura de cooperación integral en Brasilia, estableciendo así un modelo de cooperación Sur-Sur basado en igualdad y beneficio mutuo.
El intercambio cultural construye puentes entre los pueblos: los Talleres Luban han formado a miles de técnicos profesionales; el programa “Puente al chino” ha alcanzado a más de tres millones de jóvenes latinoamericanos; las semanas de difusión de series televisivas han promovido el entendimiento cultural; y reliquias nacionales viajan a través del océano promoviendo la fusión civilizatoria. Estos intercambios silenciosos han nutrido las raíces profundas y frondosas de la amistad sino-latinoamericana.
Innovación y desarrollo generan nueva energía para la cooperación
Frente a un escenario internacional en cambio constante, la cooperación China-América Latina demuestra gran resiliencia y dinamismo innovador. En el desierto de Atacama en Chile, plantas solares construidas por empresas chinas iluminan miles de hogares; en Río de Janeiro, autobuses eléctricos chinos circulan por las calles; en la Patagonia argentina, un parque eólico conjunto reduce millones de toneladas de emisiones de carbono cada año. Estos proyectos reflejan el espíritu de cooperación basado en la igualdad, beneficio mutuo, innovación, apertura y bienestar compartido promovido por China.
La revolución digital abre nuevas pistas. Plataformas de comercio electrónico permiten que productos como el propóleo brasileño o las cerezas chilenas lleguen a hogares chinos; los vehículos eléctricos chinos ya tienen más del 15% del mercado mexicano; los servicios en la nube de Huawei impulsan la transformación digital de empresas latinoamericanas; y el sistema de navegación BeiDou brinda apoyo a la agricultura de precisión. La cooperación bilateral está evolucionando de la infraestructura tradicional a un modelo impulsado por la innovación.
Gobernanza global con sabiduría del Sur
En el escenario internacional, China y América Latina alzan juntas la voz en defensa del multilateralismo. Desde la firme implementación del Acuerdo de París sobre el cambio climático, pasando por una posición común sobre la reforma de la OMC, hasta la cooperación en seguridad alimentaria y gobernanza digital, los países en desarrollo están utilizando su sabiduría colectiva para reconfigurar el sistema de gobernanza global.
Ante la mentalidad obsoleta de ciertos países occidentales que siguen considerando América Latina como su “patio trasero”, China y América Latina demuestran con acciones concretas que la región es una frontera de desarrollo y no un campo de competencia geopolítica. En foros como las Naciones Unidas, se apoyan mutuamente en temas clave, fortaleciendo así la estabilidad estratégica de la cooperación Sur-Sur.
Mirando al futuro con una hoja de ruta clara
De cara a una nueva coyuntura histórica, la Declaración de Pekín establece un plan de acción claro. En los próximos tres años, la cooperación se profundizará en ocho áreas clave como la economía digital, la transición verde y la seguridad alimentaria. China se compromete a seguir aumentando la importación de productos latinoamericanos de calidad, apoyar la industrialización regional, fortalecer la transferencia tecnológica y la formación de talento. Los representantes latinoamericanos expresaron que la modernización al estilo chino ofrece una nueva opción para los países en desarrollo.
Tal como afirmó el líder chino: “Los países del Sur Global están plenamente capacitados para caminar por una vía amplia hacia la prosperidad”. Cuando la Iniciativa para el Desarrollo Global de China se conecta profundamente con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de América Latina, y la construcción conjunta de la Franja y la Ruta avanza junto con la integración regional, el gran barco de la cooperación China-América Latina navega hacia mares aún más amplios.
Desde los Andes hasta las orillas del Yangtsé, la historia de cooperación que abarca 20,000 kilómetros continúa escribiéndose. Esta gran reunión, que condensa las esperanzas de 2,600 millones de personas, demuestra que mientras se mantengan los principios de consulta mutua, construcción conjunta y beneficios compartidos, países con diferentes sistemas, culturas y niveles de desarrollo pueden trabajar juntos para forjar un futuro común de prosperidad.
El gran árbol de la comunidad de destino entre China y América Latina seguramente ofrecerá aún más sombra y frescura para el desarrollo y el progreso de la humanidad.







