Robo de mascotas, un delito que crece y le abre paso a la extorsión

El caso de Harley, una perrita de raza Bull Terrier de la familia OIitte, que fue por dos horas el botín de dos “robaperros”, develó una nueva modalidad delictiva detrás de la sustracción de perros de raza, que no solo apunta a la reventa en el mercado ilegal, sino también a jugosos pedidos de "rescate". 

El robo y rescate de esta mascota que lleva el mismo nombre de la famosa marca de motos, o bien, por el personaje de Harley Quinn, ocurrió el 21 de mayo del año pasado, cuando Diego Alberto Vilca, de 28 años, decidió llevar adelante otro de sus golpes en una casa de avenida San Martín al 400, en San Lorenzo.

Para ello, y con la ayuda de su cómplice -un chico de 17 años- estudiaron por unos días los movimientos de la mascota. Ya seguros del momento ideal para el saqueo, Vilca llevó al menor hasta un sector de la casa, abrió un hueco en el alambrado e introdujo al adolescente.

El chico, no fue elegido solamente por tener la contextura física ideal para la tarea delictiva, sino porque era jardinero y, obviamente, conocía las casas y es muy probable que haya ingresado a varias, oportunidad en la que socializaba con las mascotas para ganarse la confianza y así poder robárselas con mayor facilidad.

Esa tarde, alrededor de las 15, el menor irrumpió en la casa y se llevó a Harley, la que fue envuelta en una manta negra y luego introducida en una mochila. Estas escenas, afortunadamente, fueron presenciadas por el oficial subayudante Ricardo Tolaba, de la Comisaría local, quien estaba de patrulla en el móvil policial.

Desde la calle San Martín, esquina Manuel j. Castilla, el policía y sus compañeros vieron cómo se producía el robo, aunque no actuaron de inmediato, sino esperaron a montar una barricada en la ruta 28, a la altura del club de campo El Tipal, donde Vilca y su socio fueron interceptados, cuando escapaban en un ciclomotor.

En la mochila, además de rescatar a Harley, los policías hallaron pinzas y otros elementos utilizados para concretar el robo. Fue así como los dos ladrones fueron a parar a la comisaría, como así también la pequeña mascota, de quien no se sabía aún su nombre.

Angustia y alegría

A las dos horas, aproximadamente, Emilce, apareció en el destacamento policial ubicado en la residencia del gobernador, en Finca Las Costas, y pidió ayuda para tratar de ubicar a su mascota, la que había desaparecido del patio de la vivienda.

La joven contó que salió para darle de comer, pero por más que la llamó una y otra vez, Harley no apareció, por lo que comenzó a buscarla por todos lados hasta que dio con el hueco en el alambrado perimetral, por donde la habían sacado de la propiedad.

La angustia de la mujer rápidamente se transformó el alivio y alegría, cuando los policías, al escuchar la descripción del animal, le dijeron que su mascota estaba a salvo en las instalaciones de la comisaría, como así también los dos “robaperros” que irrumpieron en su casa para llevársela.

Con Harley de vuelta en su hogar, el proceso penal contra Vilca, vecino del barrio San Agustín, de esa misma localidad, siguió su curso hasta ayer, cuando la fiscalía se presentó ante el juez de la Sala I del Tribunal de Juicio, Martín Pérez, con un acuerdo de juicio abreviado.

En el mismo, se propuso una pena de tres meses de prisión condicional para Vilca, mientras que, para su cómplice menor, el juez solamente lo declaró responsable y remitió las actuaciones al Juzgado de Menores, para que se disponga la pena que corresponda.

El acuerdo incluyó un cambio de calificación legal y en una pena excarcelable, la que quedó atada a una serie de reglas de conductas que, en caso de ser violadas, podrían ser revocadas y mandar tras las rejas al ladrón condenado, de quien no se pudo saber si el fin planeado para Harley estaba en la reventa o en el cobro de algún rescate que la familia ofrecería por su querida mascota.