Ayer, comenzaron los alegatos de las partes en el marco del juicio que se lleva a cabo en Orán por el crimen de la productora rural Liliana Ledesma, ocurrido en 2006. Los acusados, Delfín y Raúl Castedo, presenciaron vía remota los alegatos de la fiscal Claudia Carreras.
Delfín Reynaldo Castedo y Raúl Amadeo "Hula" Castedo están acusados por el homicidio de Ledesma ocurrido en la localidad de Salvador Mazza. Actualmente están detenidos en el penal federal de máxima seguridad de Ezeiza, purgando una condena por narcotráfico.
Luego de tener por clausurado el debate comenzó sus alegatos la fiscalía interviniente, que solicitó para los acusados la pena de prisión perpetua por considerarlos coautores de los delitos de homicidio calificado por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas. Solicitó también la imposición de multa actualizada.
La fiscal acentuó los fundamentos de su acusación en las escuchas telefónicas. Uno de los pasajes importantes fue cuando Carreras mencionó el asesinato de Liliana Ledesma de una manera atroz y dejando un mensaje mafioso, ocurrido el 21 de septiembre del 2006. Al otro día, el 22, el teléfono de Delfín Castedo salió de circulación. Mientras que el teléfono de Raúl dejó de funcionar el 2 de octubre, fue el cese de la comunicación de ambas líneas que estaban intervenidas por dos jueces federales.
Para Carreras el móvil del espantoso crimen fue porque Liliana era una molestia en las actividades narcos de los hermanos. Según se ventiló, la víctima conservaba fotos en su teléfono de las cocinas de droga que los acusados tenían en las fincas El Aybal y El Pajeal, en Salvador Mazza.
En agosto del 2006 Liliana Ledesma hace público el conflicto con los hermanos por el camino vecinal que le habían impuesto con tres portones. El hecho de hacer público lo ocurrido fue, según la fiscal, lo que molestó a los Castedo. A partir de ese momento comenzaron a pergeñar el crimen de Liliana.
En 2010 la ex Cámara en lo Criminal de San Ramón de la Nueva Orán había condenado por el mismo hecho a María Gabriela Aparicio, Aníbal Tárraga, Lino Ademar Moreno y Casimiro Torres, a quienes les impusieron la pena de prisión perpetua. En tanto, Patricia Guerra fue condenada a la pena de diez años de prisión y Juan Moreno recibió la pena de cuatro años de prisión efectiva.