Dina Sanichar, el niño que fue criado por los lobos

En febrero de 1867, un grupo de cazadores se abría paso a través de una espesa jungla en la India, cuando vieron una manada de lobos ingresando a una cueva. La región estaba siendo acechada por las jaurías de lobos, por lo que vieron la oportunidad de terminar con estos.

Para lograr que los lobos salgan de su guarida, los cazadores iniciaron una fogata en la entrada de la cueva y así esperar que el humo ingrese a su escondite, obligándolos a salir.

A la brevedad, los lobos se dirigían hacia el exterior para ponerse a salvo del ahogamiento, siendo apresados por los cazadores.

Cuando pensaron que su trabajo estaba finalizado, escucharon una tos y vieron a una criatura luchando contra el humo. Al disiparse un poco la columna de humo, los cazadores pudieron observar la silueta de un niño de 6 años que salía de la cueva en cuatro patas y gruñendo como un lobo.

Al parecer, el niño había sido criado por los lobos. Los hombres armados lo describieron con dientes prominentes, frente baja, mucho pelo e inquieto. El niño era tan feroz como los lobos, por lo que los cazadores no pudieron acercarse a él hasta que se quedó sin energía.

Después de toda esta inexplicable escena, los cazadores decidieron llevar al niño al Orfanato de la Misión Sikandra donde lo bautizaron con el nombre Dina Sanichar.

Trataron de rehabilitar a Dina, hacer que aprenda costumbres humanas pero la cantidad de tiempo que había pasado en la naturaleza le había causado un daño significativo. No fue fácil para él adaptarse a su nueva vida.

Aprendió a caminar erguido, aunque se movía mucho más hábilmente a cuatro patas, podía vestirse solo y se las arregló para llevar un registro de su taza y plato.

Se hicieron varios intentos para enseñarle a leer, hablar y escribir, pero nunca aprendió nada de eso. Irónicamente, un hábito humano que sí logró adoptar de adulto con bastante frecuencia —al punto de la adicción— fue fumar cigarrillos, algo que posiblemente tuvo que ver con su prematura muerte por tuberculosis en 1895, tan solo 28 años después de su llegada a la civilización.