El nivel de inflación que presiona a la economía argentina es uno de los asuntos que más preocupan en la actualidad. Fue también uno de los temas de los cuales se habló en los pasillos del exclusivo hotel Llao Llao, en Bariloche, sede del Foro que año a año reúne a los empresarios más importantes del país. Para hablar de este tema, entre otros, se acercó el ministro de Economía de la Nación, Martín Guzmán, que en su habitual tono pausado volvió a detallar el programa del gobierno y cómo su gestión busca impulsar la actividad económica.
Según supo Ámbito, el gobierno prepara una revisión de la proyección de inflación que había sido incluida en la versión original del acuerdo con el FMI. Según las estimaciones “pre-guerra” en Ucrania, en diciembre de este año el acuerdo contemplaba que el aumento promedio de los precios se ubicaría en un rango de 38% a 48%. Ese cálculo quedó largamente superado, cuestión que fue reconocida tanto por autoridades nacionales como por los propios integrantes del Fondo Monetario Internacional en declaraciones públicas. El nuevo número de estimación de inflación se dará a conocer cuando concluya la misión del organismo, que será en las primeras semanas de mayo, que al mismo tiempo destrabará un desembolso equivalente a u$s4131 millones de dólares (3000 millones de DEG).
El encargado de explicarlo públicamente fue Ilan Goldfajn, director del Departamento del Hemisferio Occidental, cuando dijo esta semana que “el programa tiene supuestos y tiene objetivos; la inflación es un supuesto y los supuestos pueden cambiar por los nuevos shocks de la economía global”. En esos mismos términos se expresó un integrante de la comitiva oficial en el Llao Llao. Según fuentes con acceso a los diálogos con el organismo internacional, los supuestos del acuerdo pueden ser revisados en función del impacto de la guerra en Ucrania.
Lo que no se tocará, según lo que expresó Guzmán en Washington el pasado fin de semana, serán las “metas” del programa, que son los pilares del acuerdo: déficit fiscal de 2,5%; financiamiento monetario equivalente a un punto del PBI; y el objetivo de acumulación de reservas de U$5800 millones en el año. Esos números, al menos por ahora, están escritos en piedra. Algunas interpretaciones de economistas en las últimas semanas veían a la estimación de gasto de capital equivalente a 2,4% del PBI como uno de los colchones de ajuste posibles frente a una aceleración de los gastos del Estado. Eso fue descartado completamente por fuentes oficiales frente a la consulta de este diario.
En el entorno del ministro hay otros números que también comienzan a revisarse, como por ejemplo el de crecimiento de la economía. Si bien siguen firmes con la proyección de 4% de expansión del PBI este año, hacen una salvedad: si la actividad se estancara en este momento del año, el repunte estaría en torno del 5%. Sin embargo, pesa la “cautela”. Lo mismo sucedió el año pasado, cuando el ministro estimaba un crecimiento del 7% para 2021 y terminó superando el 10%.
Guzmán se llevó dos aplausos en la reunión de hoy. Uno cuando culminó una presentación de 40 minutos, con las habituales “filminas” albertistas, y otro al finalizar la ronda de respuestas de los empresarios. Hubo muchas consultas -y cuestionamientos- al proyecto de ganancias inesperadas. El argumento de los empresarios es conocido: si siguen aumentando la presión impositiva es un desincentivo a realizar inversiones que dinamicen la economía del país.