Compran todo y se lo llevan: aluvión de bolivianos, chilenos, paraguayos y uruguayos en todas las fronteras
Sociedad13/10/2023“Toda la frontera arde; vienen a comprar todo”. La expresión es de un comerciante de Orán, en el norte salteño, y la referencia es a la llegada de ciudadanos bolivianos.
Si bien la dinámica se mantiene desde hace meses, cada vez que aumenta el dólar blue y crece la brecha con el oficial no solo cruzan más, sino que amplían el abanico de mercadería que llevan.
Ya no se limitan a alimentos, sino que sumaron textiles, electrodomésticos y hasta materiales de la construcción.
La misma fotografía se repite en ciudades limítrofes de Paraguay, Uruguay y Chile.
En Orán hay tres supermercados grandes.
En uno, directamente habilitaron una caja exclusiva para mayoristas.
“Todos los que hacen fila vienen de Bolivia, en especial de Tarija, que son los que compran más marca. En cambio, los que llegan de Bermejo se concentran más en alimentos y bebidas”, cuenta la empleada de uno de los locales.
En Misiones, la localidad de Bernardo de Irigoyen no solo recibe clientes brasileños de las ciudades “del frente”, como Dionisio Cerqueira y Barracao, sino que ya llegan “viajes de compra”.
También, con el tipo de cambio cada vez más favorable, la demanda se extiende y comprende desde alimentos a gas, pasando por textiles y, por supuesto, la carga de combustible.
Walter Feldman, presidente de la Cámara de Comercio de la localidad, indica que el movimiento es permanente y ratifica que cada vez es mayor la gama de mercaderías que compran porque les resultan más baratas.
En Posadas, describe Alejandro Haene, dirigente de Came, hay “permanentemente” ciudadanos paraguayos comprando básicamente alimentos y combustibles. “Los fines de semana largos para Paraguay o Brasil, directamente colapsan los hoteles. Con el dólar a $1000 más que les conviene y generan mucho movimiento, aunque, por supuesto, esta situación destruye el salario interno”.
En el límite con Paraguay, no solo están los cruces por la frontera seca, sino que también se usan lanchas en los casos donde hay que atravesar el río. Los comerciantes del lado argentino confirman que aunque los compradores deban pagar ese movimiento, “más que les conviene” el periplo. “Se llevan todo, con el dólar a $1000, son dos monedas para ellos”, grafica uno.
“Está lleno de brasileños y paraguayos -añade el dueño de un local de indumentaria en Posadas-. Acá vienen también de paseo y hacen shopping, pero en las localidades fronterizas con Brasil se llevan todas las mercaderías”.
En Mendoza, también los comerciantes indican que hay una “marea” constante de ciudadanos chilenos. Incluso, terminado el invierno, como el paso cordillerano está abierto de manera más regular, el flujo es “más permanente, no hay temor de cortes por la nieve”. Es la ciudad capital la elegida por los tours de compras que siguen teniendo a los supermercados como eje.
La Federación Económica de Mendoza (FEM) emitió ayer un comunicado en el que expresa su “preocupación” por la “escalada” del tipo de cambio paralelo, pero, sobre todo, “por el impacto que está teniendo en los precios y en la vida cotidiana de los argentinos. Ha sido un golpe artero a la producción y el trabajo”.
En Aguas Blancas, La Quiaca y Yacuiba -ciudades limítrofes con Bolivia de Salta y Jujuy-, los comerciantes prefieren no dar su nombre porque, subrayan, el comercio ilegal es el dominante. “En los últimos días, los que llegan a comprar quieren fijar el tipo de cambio -comenta una fuente-. Esta mañana, cambiaban a $990 por dólar y ellos pedían a $1090. Están envalentonados”.
Repasan que la diferencia de precios en la mercadería de supermercados es “muy significativa”, por eso “hacen negocio comprando fideos, arroz, aceite. No compran más porque no hay más disponible”.
Según el último Indicador de Precios Fronterizos, del Observatorio Económico de la Universidad Católica de Salto (Uruguay) esa ciudad está 144% más cara que Concordia para el conjunto de bienes seleccionados (60 artículos). Esa brecha era hace 25 días, cuando el dólar blue en la Argentina costaba alrededor de $800. /La Nación