Un argentino de clase media, que trabaja en un empleo formal, tiene un auto y una casa, puede llegar a pagar en el año hasta 37 impuestos o cargas fiscales diferentes en su vida cotidiana. Los cuatro de mayor incidencia son el IVA, Ingresos Brutos (provincial), la tasa de inspección por seguridad e higiene (municipal) y el impuesto a los débitos y créditos (más conocido como impuesto “al cheque”). Los tres últimos son los tributos más distorsivos que tiene la estructura impositiva argentina y son mencionados, de hecho, entre los que según economistas y tributaristas, requerirían de cambios o directamente de su eliminación, para la construcción de un esquema más equitativo.
“La cantidad de tributos que paga una familia al año, analizada en conjunto con la incidencia de cada uno de ellos en el consumo, marca que existe margen para reducir la cantidad de impuestos en la Argentina, mejorando tanto el costo de su administración por parte de los privados, como el costo de fiscalización por parte del Estado”, señala el economista Nadin Argañaraz, director del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), el centro de estudios que elaboró el informe del que surgen las conclusiones enunciadas en el párrafo anterior.
Los datos están basados en el vademécum tributario que realiza el propio Iaraf y que detalla que en el país existen 148 impuestos, cobrados por los diferentes niveles del Estado. Se trata de una información crucial, ya que el presidente electo, Javier Milei, volvió a poner sobre el tapete la necesidad de simplificar el sistema tributario.
Para hacer el estudio se consideró un ciudadano de clase media, con un salario por su trabajo en relación de dependencia, que usa para consumir alimentos y bebidas, adquirir servicios públicos y contratar internet y entretenimiento en plataformas de streaming. “A esto se le agrega que tiene una casa y un auto por los cuales, por ejemplo, paga seguros, y también que asiste a un recital y a una sala de cine y que compra de dólares para atesoramiento”, explicó Argañaraz.
Esta persona, que puede ser un jefe de familia, paga 16 tributos nacionales, 7 provinciales y 14 municipales. A efectos del estudio citado se le atribuyeron a este ciudadano 16 ítems de consumo, sobre los cuales se calculó la incidencia de los impuestos.
El análisis también presenta otros dos perfiles, diferentes al que se identificó como de clase media (denominado “Perfil 2"). Hay un “Perfil 1", que es una persona que consume alimentos y bebidas, adquiere servicios públicos, y contrata internet y entretenimiento en plataformas de streaming; y un “Perfil 3", que se trata de un ciudadano que gasta sus ingresos en todo lo anterior, con el agregado de que tiene una casa, cambia el auto por un 0 Km todos los años, hace un vuelo de cabotaje con fines laborales y realiza un viaje de vacaciones al extranjero.
El informe del Iaraf concluyó que la persona del “Perfil 1" paga en total 23 impuestos (11 nacionales, 5 provinciales y 7 municipales), mientras que la del “Perfil 3" abona 48 tributos (27 nacionales, 7 provinciales y 14 municipales). “En el caso de que los consumidores también compren tabaco o sus derivados, a estos números hay que añadirle tres tributos más”, se aclara.
El IVA es el único tributo que se abona el 100% de las veces en los tres perfiles supuestos. El segundo lugar está ocupado por el impuesto a los ingresos brutos y la tasa por inspección de seguridad e higiene (TISH) con 90%, 93,75% y 95% de incidencia por perfil, respectivamente. “Esta situación refleja que esos tres tributos son los que aportan la mayor porción de la recaudación tributaria obtenida del consumo”, destacó Argañaraz.
Por ejemplo, el ítem Alimentos está alcanzado por IVA, Ingresos Brutos, “impuesto al cheque” y TISH; el servicio público de electricidad, por esos tres más el aporte al fondo para el desarrollo de energía provincial, la tasa por inspección mecánica y suministro de energía y la tasa de alumbrado público; mientras que, por tener un auto, se debe pagar impuesto provincial del automotor, tasa municipal, derecho de inspección técnica y derecho de registro de conductor.
El director del Iaraf aclaró que “si bien este estudio no analiza la carga tributaria que recae sobre los distintos perfiles, el hecho verificado en el vademécum 2023 de que 10 tributos concentren el 91% de la recaudación permite inferir que el entramado tributario presenta una complejidad excesiva, la cual puede generar altos costos de administración y gestión a los distintos actores económicos, incluido el propio fisco”.
En materia tributaria, la realidad local va en contra de la lógica. Según la teoría, uno de los principios deseables de un sistema impositivo es que éste sea sencillo y que sea perceptible, es decir, que éste sea fácil de entender por la mayoría de las personas. En la Argentina, las leyes impositivas fueron mutando, haciendo que el sistema tributario sea un entramado de difícil comprensión. La buena noticia es que, tal como demuestra el informe del Iaraf, hay margen para hacer posible su simplificación. /La Nación