


El adiós a Ronnie Scott, el piloto argentino que luchó contra Hitler falleció a los 107 años
Sociedad18/04/2025
Murió Ronald David Scott. Tenía 107 años. Hubiera cumplido 108 el 20 de octubre. Había nacido en la Buenos Aires de 1917. Era hijo de una enfermera inglesa y de un excombatiente escocés en la guerra de los Boers en Sudáfrica que se había instalado en Buenos Aires, donde fue juez de rugby y un excelente pescador. Su último lugar fue la Asociación de Beneficencia Británica y Norteamericana, el hogar de ancianos de la comunidad británica y norteamericana con sede en el mismo barrio donde nació: Villa Devoto.
Su primera filiación con las naciones de sus antepasados ocurrió cuando tenía catorce años y su padre ya había muerto. Era 1931 y el Príncipe de Gales, el futuro Rey Eduardo VIII, había llegado de visita a la Argentina por segunda vez. Lo llevaron a jugar al polo al club Hurlingham y allí estaba Ronald junto a su tía, cuando Edward Albert Christian George Andrew Patrick David, el nombre secular del sucesor, se le acercó con su caballo. “¿Serías tan amable de conseguirme un agua tónica?”, le pidió.
“Yo era un pibe y le dije ‘cómo no señor’. Fui a buscar el agua y me pregunté si le gustaría con limón, y pedí que le pusieran limón. Y cuando vuelvo viene otra vez al galope, muy simpático, y le digo: ‘Señor, acá lo tiene con limón, espero que le guste’. Y él me dijo: ‘Muchas gracias, prefiero con limón’. Era un tipo muy canchero”, recordó en una entrevista con Infobae de año 2018.
Algo caló en aquel adolescente fascinado ante buques y aviones de guerra, porque once años después, en 1942, cuando la Segunda Guerra Mundial tronaba del otro lado del océano, se alistó como voluntario en la marina británica para combatir contra las tropas alemanas de Adolf Hitler. Fue uno de los cinco mil argentinos, 400 mujeres, que participaron activamente de las acciones aliadas durante cuatro años. “No tenía una real conexión con Inglaterra ni con Escocia. Siempre había tenido la idea de viajar allí. Aceptabas a Inglaterra y Escocia como algo de lo que querías ser parte”, sostuvo en el documental sobre su vida.
“Fui a la embajada y dije ‘aquí tienen otro voluntario, pero tengo una condición: no quiero ir a la Real Fuerza Aérea, todos quieren ir allí'." Yo quería ser piloto naval", sostuvo.
Decía que Hitler era un demagogo, “un horror” y lo comprobó cuando al llegar a Liverpool, vio cómo todas las iglesias habían sido destruidas tras bombardeos nazis. Superó exámenes de rigor y partió hacia Inglaterra sin mirar atrás: integró el contingente de 32 voluntarios argentinos y arribó a Liverpool el 19 de abril de 1943.
“Luego partí hacia Londres solo. El entrenamiento inicial en el Royal Navy llegó a su fin y me seleccionaron como candidato a piloto en el curso número 53 de aviadores navales. Egresé con el grado de Sub Lieutenant el 16 de junio de 1944. El grado estaba por encima del Guardiamarina y era equivalente al de Teniente de Corbeta”, relató. En Canadá estuvo seis meses, volvió a Europa como oficial de la Marina y se incorporó al Escudrón 794, para enfrentar a la Luftwaffe, la fuerza aérea nazi. Participó de misiones de reconocimiento, entrenamiento y prácticas de tiro.
Vivió solo cuatro años en Inglaterra, entre la guerra y la paz. El 8 de mayo de 1945, cuando Alemania capituló, se encontraba descargando mercadería de un tren en Belfast, Irlanda, junto a los hombres de su tropa. Hacía calor y los muchachos le pidieron a él, que era su superior, que les dejara tomar unas cervezas en un bar frente a la estación. Sonó una sirena a modo de anuncio y de celebración. “La gente salía por las ventanas, por cualquier lado, gritaba de alegría”, describió y agregó: “Todo el mundo lo primero que hacía era chaparse con alguien, ¡había que besar a las chicas!”, contó.
El 25 de diciembre de 1946, como regalo de Navidad, regresó al país: su país. No le interesaba seguir desarrollando en Inglaterra una carrera militar. Su propósito era vencer a Hitler. Con el logro conseguido, solo deseaba volver. “Yo siempre pensé que iba a regresar a Argentina. Faltaba Japón, por lo que siguió hasta septiembre la guerra. Analizando mis años no creo que en ese período de los 40, conmigo a los 25, tuviéramos una sociedad que no conocíamos reos. Era lindo vivir acá, volver. Supe de entrada, cuando jugaba al rugby y miraba a mi alrededor, que teníamos una comunidad de gente buena. No necesariamente rica, pero gente de buen nivel, educada, ¿qué más querés?”, graficó.
En 1978, a los sesenta años, se jubiló. Acumulaba veintitrés mil horas de vuelo como piloto comercial y había fundado el sindicato APLA (Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas) para defender los derechos de los trabajadores del sector. Había sido reconocido por la aviación naval británica como el piloto más longevo que participó en la Segunda Guerra Mundial. Había sido nombrado Teniente de Corbeta Aviador Naval y por su edad, decano de los aviadores argentinos. Vivió en San Isidro hasta 2021, cuando se instaló en la Asociación de Beneficencia Británica y Norteamericana de Villa Devoto para iniciar su descanso. Tenía más de cien años y seguía jugando a las bochas y andando en bicicleta.









